Nicaragua es el único país en Centroamérica que este año metió tijera al gasto de inversión. Esto no solo impactará los niveles de pobreza, sino que también deteriorará el estado de bienestar de la población, advirtió ayer el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) mediante un análisis sobre la situación tributaria en la región.
“El único país que redujo su gasto de capital es Nicaragua. Ello obedece a la grave crisis política que ha limitado la capacidad del Gobierno tanto para recaudar como para ejecutar las obras públicas”, señala el análisis.
“Si se reducen los gastos de capital, el impacto sobre la pobreza o el bienestar será en el mediano y largo plazo”, explicó a LA PRENSA, Abelardo Medina, coordinador del área Macrofiscal del Icefi, quien señala que esta práctica de recortar el gasto de inversión es común entre los gobiernos.
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¿Recortar el gasto público fue la mejor fórmula para afrontar la crisis en Nicaragua? Medina considera que no fue la medida más acertada, porque si bien evitará aumentar drásticamente el déficit fiscal y el endeudamiento público, este ajuste ahora agrava la contracción del consumo interno y empeorará el nivel de bienestar y de pobreza de la población. “Lo que sucede es que la mayor parte de la política de deuda de Nicaragua (salvo el caso de Albanisa) ha estado orientada a evitar que crezca dicho valor, manteniendo bajo control el déficit, por eso su orientación a reducir el gasto”, indica.
El Gobierno orientó en julio un ajuste al presupuesto general de la República que implicó quitar del gasto de inversión 4,119 millones de córdobas. “Todos los recortes del gasto público producen una contracción económica y una reducción del empleo. No obstante, el impacto final dependerá de que gastos que más se recortan”, precisa.
A criterio del Icefi si la crisis en Nicaragua no se supera en el resto del año no se esperan cambios trascendentales en las finanzas públicas de corto plazo.
Pero más allá de las consideraciones sobre el impacto del recorte del gasto público, el Icefi señala que el manejo de la deuda pública y de otros indicadores macroeconómicos de Nicaragua son aún sostenibles, aunque hay múltiples riesgos internos y externos principalmente para la obtención de donaciones.
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Al respecto plantea que en donaciones, que son vitales para financiar el déficit presupuestario, se estima que alcanzará los 3,581.2 millones de córdobas, 5.2 por ciento menos que en 2017.
“Es preciso subrayar que esta cantidad evitará el endeudamiento para el financiamiento del déficit fiscal por un monto igual. No obstante, existe una preocupación significativa ya que debido a la situación de inestabilidad política y a la violación de derechos humanos observada, varias naciones del mundo retiraron su apoyo al Gobierno de Nicaragua, por lo que este rubro podría ser menor en el corto plazo y, por ende, serán mayores las necesidades de endeudamiento para financiar el déficit fiscal”, explica.
Deuda pública y el INSS
En cuanto a la deuda del gobierno central esta ascenderá a 148,517.7 millones de córdobas, mayor en 5.1 por ciento a lo reportado al cierre del ejercicio fiscal de 2017, lo que es equivalente al 32.7 por ciento del PIB, y por debajo del 34 por ciento observado en el período anterior.
Al respecto, Medina aclara que dicha estimación “no incluyen la de Albanisa y de otros entes y por supuesto tampoco incluyen los datos del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS)”.
“El impacto que la situación del INSS tenga sobre las finanzas públicas de Nicaragua dependerá la forma cómo se siga operando en el Instituto, por ejemplo, en El Salvador lo que hicieron luego de un reordenamiento del sistema previsional, fue que el Estado absorbió la mayor parte de las deudas derivadas del sistema previsional y representa actualmente un impacto muy grande sobre las finanzas públicas, aun cuando, si se han procedido a incrementar las cuotas”, indica.
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El INSS cerrará este año en su quinto año consecutivo en déficit y el Fondo Monetario Internacional alentó a impulsar una reforma que fue el detonante de la actual crisis sociopolítico que estalló el 18 de abril. El Estado reprimió el rechazo de la reforma, situación que ha dejado a más de 400 muertos.
Países planifican muy poco
Ante la inestabilidad sociopolítica no solo en Nicaragua sino también en varios países de la región, e l Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) alerta de que el istmo “carece de sistemas planificación apropiados, dentro de los que resaltan: la ausencia de mecanismos reales de determinación del impacto del gasto público sobre la sociedad, y de evaluaciones de beneficio/costo que permitan identificar la pertinencia de las decisiones públicas”.
Asimismo, continúan predominando las prácticas en las que no existe evaluación de eficiencia, mientras que la implementación del presupuesto por resultados no ha rendido los frutos deseados, precisa.
Icefi considera que la desconexión entre la asignación del gasto y los resultados obtenidos, continúa siendo el principal alimentador de la opacidad y de la caída de la moral tributaria de los contribuyentes de la región.
Graves riesgos
El Icefi advierte que “la situación del INSS es un riesgo contingente muy grande sobre la situación de las finanzas públicas, las cuales incluso podrían pasar a no manejables, si se absorben muchas obligaciones extra, como la del INSS o la de Albanisa”.
En el caso de Albanisa, el Icefi explica que “aun cuando los pasivos de esta empresa no forman parte de las obligaciones públicas, existe el riesgo contingente de que, ante un cambio de dirección en el Gobierno venezolano, dichos pasivos tengan que ser absorbidos por el Gobierno de Nicaragua”.