En su desesperación por demostrar un amplio apoyo popular, el régimen de Daniel Ortega recurrió a las viejas prácticas de enviar a rotondear en Managua las estructuras de barrios y trabajadores estatales; pero incluso esto le ha fallado al haber una notable disminución en participación.
En los últimos días ya nadie se pone a ondear banderas en la rotonda Hugo Chávez y en la del Güegüense, El Periodista y Rubén Darío son pocos los que agitan las banderas rojinegro, pese a que Ortega garantiza transporte y amplio despliegue policial en cada punto de concentración.
Por las mañanas el régimen moviliza a las partidarios que le quedan en los barrios y después de mediodía los releva con los empleados públicos, llevados en microbuses y camionetas del Estado.
El Ministerio de Salud (Minsa) es una de las instituciones que todos los días le exige ir a sus trabajadores, de lo contrario está en peligro el puesto laboral. Esto provoca un descontento en los rotonderos y se refleja en sus caras tristes.
Al ver que la mayoría de nicaragüenses exigen su salida del poder y ha protagonizado una movilización sin precedentes en los últimos tiempos en el país, además de tomarse las rotondas de la capital, el régimen de Ortega ha lanzado una ofensiva de marchar dos veces a la semana, donde es exigido que los empleados asistan y que al finalizar en la rotonda Hugo Chávez, se queden para hacer creer que goza de amplio apoyo.
Seis meses de represión
Este jueves 18 de octubre se cumplen seis meses de represión estatal en Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega ha secuestrado, torturado y asesinado a quienes le piden su renuncia.
Según el último informe de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), al menos 513 personas han sido asesinadas en el marco de protestas ciudadanas.
El régimen ha tratado de contentar a pueblo con las emergencias que han provocado los últimos aguaceros a través de su asistencialismo, pero no lo logra porque con nitidez se recuerda la brutal represión, que no cesa.