Inktober es la iniciativa internacional a la que se sumó el caricaturista Pedro Molina, con la que pretende hacer un retrato a tinta en papel, durante cada día del mes en homenaje a las víctimas de la represión orteguista.
Faber
Es el joven policía que había renunciado a seguir reprimiendo al pueblo y que de todas formas fue obligado a ir para morir asesinado. “Víctimas hay de todos lados, porque una vez en la violencia a la que arrastra un régimen dictatorial, todos salimos perdiendo”, reflexiona Pedro Molina.
Alvarito
Una de las víctimas más conocidas, el primer adolescente asesinado por la represión del régimen. “Lo dibujé antes, pero acá quería destacar su gesto. Algo tan simple como ofrecer agua al sediento. ¡Y por eso lo mataron! La dictadura no tiene perdón”, enfatiza el caricaturista.
Gahona
“Todos vimos como Ángel fue asesinado mientras transmitía un Facebook Live. Y por el que dos chavalos, que testigos y familias dicen que no tienen nada que ver, están presos”, señala el caricaturista. La esposa del periodista utilizó este dibujo en las redes sociales para seguir reclamando justicia.
Orlando
“Fue el dibujo con el que arranqué este homenaje. Imagino porque mi subconsciente quedó marcado al ver en vivo a su mamá desconsolada, marchando una y otra vez por justicia para su hijo”, cuenta. Molina se enteró que la señora tuvo que salir al exilio.
Leyting
Otro niño atrozmente asesinado. “De Leyting sorprende la frialdad con la que luego de ser muerto le pusieron un arma para sacarle una foto y ‘justificar’ su ejecución. ¿Qué policía puede hacer algo así y quedarse como sí nada?, se cuestiona Molina.+
Michael
La mamá de Michael “quería que en vez de usar otra foto de referencia, usara esta en concreto, porque para ella, ahí su hijo le recordaba a Andrés Castro. Tomé la referencia como tal y la incluí en el dibujo”, dice. Con este dibujo, Molina cuenta que mucha gente le ha escrito para que incluya a sus familiares o amigos en este homenaje, pero que es casi imposible retratar a tantas víctimas en un mes.
Teyler
En sus dibujos, Molina no solo trata de capturar la apariencia “sino el alma que me transmiten las fotos de las víctimas”, dice. En el caso de este niño que fue asesinado a sus 14 meses de vida, intenta destacar la inocencia, el dolor de la pérdida. “Son muchas las cosas que pasan por su mente”, asegura.