La victoria conquistada el lunes por Félix Alvarado, lo introdujo en el grupo élite de nicaragüenses que han asegurado su inmortalidad por medio de un título mundial de boxeo.
Y es que un título es un símbolo que transforma el estatus, modifica el estilo de vida y hace que quien lo ostente, pase a forma parte del patrimonio histórico de una nación.
El resonante triunfo que Félix edificó ante Randy Petalcorín, con un arrojo admirable, una combatividad sin pausas y una intensidad sostenida, lo extrajo también, del grupo de púgiles buenos a los que solo les faltó la corona.
Aquí ha habido pugilistas, como Eduardo “Ratón” Mojica, Vicente “Yambito” Blanco, Léster “Patito” Fuentes, Francisco “El Toro” Coronado y Julio “Yambito” Gamboa, solo por mencionar unos pocos, con más calidad incluso, que varios campeones mundiales, pero no lograron el título.
¿Pero cómo se podría ubicar a Alvarado en un ranking de campeones mundiales pinoleros? Y no es que nos precipitemos con un púgil que hasta ahora se hace notar. No, Félix había construido una respetable carrera (34-2, y 30 KO). Solo le faltaba el título.
Ahora lo tiene. Es el monarca mundial de las 108 libras de la Federación Internacional de Boxeo (FIB).
Aquí el ranking de los campeones
El ranking lo lidera Alexis Argüello, quien le enseñó a ganar a nuestro país. Atrapó tres coronas y el cariño de un pueblo que lo admiró por su grandeza, pero también por su cercanía. Una figura de impacto mundial.
Luego de Alexis va Román “Chocolatito” González, boxísticamente el mejor, respaldado por cuatro coronas y la distinción de haber sido el mejor peleador libra por libra del mundo. Ahora intenta relanzar su carrera.
Detrás vendría Rosendo Álvarez, un bicampeón de los más combativos y de mayor repercusión. Sus duelos con el mexicano Ricardo “Finito” López aún causan escalofríos y construyó una carrera sólida, pese a sus descuidos.
Mi cuarta selección es Ricardo Mayorga, limitado en su técnica y procaz al hablar, pero con dos títulos y el más grande impacto mediático. Aquí ningún deportista ha generado tanto interés como Mayorga, apreciado y odiado.
El quinto sería Luis Pérez, un dos veces monarca mundial, de gran calidad pero con poca actividad en su apogeo. En algún momento se le comparó con el cometa Haley, impactante, pero tardío en sus apariciones.
El sexto sería Cristofer González, con una corona y una defensa, pero calidad sin discusión. Este muchacho fue a su pelea de título ante Daigo Higa consciente de su condición de retador y disparó sin cesar.
Luego Alvarado, como séptimo, cuya precisión, potencia e intensidad, ya era conocida. Solo necesitaba una nueva oportunidad para mostrar su madurez y crecimiento como boxeador. Ahora llegó su momento.
Después, como octavo, vendría Adonis Rivas, dos veces campeón y ejemplo de determinación. Para algunos podría estar situado muy bajo, pero este leonés ganó 22 combates y perdió 15, con más corazón que boxeo.
Eddie Gazo es el noveno, con un boxeo que resultó la antítesis de la técnica, pero sostenido a base de condiciones físicas y eso siempre es admirable. Lo llamaban un “adicto al gimnasio”. Así le decía el “Chocoyo” Corea.
José Alfaro es el décimo. Boxeador con potencia, pero con limitaciones para mantener un ritmo en sus combates. Juan Palacios sería el undécimo, Randy Caballero duodécimo, afectado por lesiones que incluso lo llevaron al quirófano, mientras que Byron Rojas en el puesto 13 y Ray Márquez, en el cierre de este escalafón.
Un ranking es solo la opinión de alguien, nunca nada es definitivo. ¿Cuál sería su propio escalafón?
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