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Ortega contra el mundo

En el discurso que dijo el jueves de la semana pasada, en el aniversario de la muerte de Carlos Fonseca Amador, fundador del FSLN, Daniel Ortega arremetió como de costumbre contra Estados Unidos, la OEA y los países europeos.

Ortega habló ante sus fieles nativos y los extranjeros que participaron en la XVIII reunión del Consejo Político de la alianza Alba, que agrupa a las dictaduras de la izquierda cavernaria que sobreviven en América Latina.

El dictador Ortega dijo en ese discurso lo de siempre: Que los europeos y los estadounidenses son imperialistas, colonialistas, racistas, esclavistas y muchas cosas horribles más

Impresiona el descaro del dictador Ortega, que denigra a Europa mientras le sigue pidiendo dinero y recibiendo ayuda material de algunos países europeos. El viernes pasado, un día después de la diatriba de Ortega contra Europa y los Estados Unidos, LA PRENSA informó que España y Luxemburgo le siguen dando fondos no reembolsables al régimen orteguista por más de 150 millones de córdobas. Y Estados Unidos, que es el blanco principal de la furia del dictador criollo, le está dando más de 20 millones. Esto a pesar de que la dictadura orteguista ha asesinado a más de 500 personas y ha impuesto un estado de terror para sostenerse en el poder.

Pero la furia de Ortega contra Europa, Estados Unidos y la OEA no es solo por su fobia ideológica hacia los países e instituciones que representan los valores de libertad y democracia, los cuales a él le son ajenos y odiosos por su formación, trayectoria y talante totalitario.

El furor de Ortega es porque Europa, Estados Unidos y la OEA apoyan la demanda de la oposición interna, de restablecer el Diálogo Nacional con los obispos como mediadores y testigos para negociar un acuerdo democrático conforme a los estándares internacionales, que incluya ante todo la celebración de elecciones anticipadas, limpias, competitivas y observadas internacionalmente.

Para Ortega esa demanda es como el agua bendita para el demonio. Es lo que más le molesta, porque conduciría inevitablemente a su salida del poder, pues no hay manera de que pueda ganar una elección de calidad, justa, competitiva y transparente como la que plantea la oposición nacional con el respaldo de Europa, los Estados Unidos y la OEA.

De allí que la oposición a la dictadura orteguista, representada por la Alianza Cívica y la Unidad Nacional Azul y Blanco, debe perseverar en la demanda de una salida política y pacífica de la crisis, mediante el Diálogo Nacional en el que se alcance un acuerdo para celebrar elecciones anticipadas y honestas.

La fuerza de la dictadura está en el poder de las armas y de la represión y su punto débil está en las elecciones libres y limpias. Allí es donde la oposición y la comunidad democrática internacional deben mantener la presión al dictador Ortega; y no quitársela aunque patalee, insulte, amenace y reprima.

Editorial comunidad internacional Daniel Ortega régimen archivo
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