La educación de las personas desplazadas es inferior en términos de acceso y calidad en relación a otros migrantes, advirtió esta semana la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en su informe “Migración, desplazamiento y educación: construir puentes, no muros”. Reporte que genera preocupación en Nicaragua de donde han salido treinta mil personas -en los últimos meses- para refugiarse en países vecinos.
“Es difícil determinar el estado de la educación de las personas desplazadas, pero la Acnur (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) estima que la tasa de matriculación de refugiados era del 61 por ciento en la escuela primaria y el 23 por ciento en la escuela secundaria. En los países de bajos ingresos, los índices eran inferiores al 50 por ciento en primaria y el 11 por ciento en secundaria”, dice la Unesco.
El investigador del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp), Alex Bonilla, dijo que hasta la fecha no se conoce ninguna acción, política o acuerdo del Estado de Nicaragua con los países vecinos que garantice la educación a los nicaragüenses desplazados. Situación que ha aumentado en los últimos meses.
“En el caso del sistema de gobierno de Nicaragua no está preparado para dar respuesta a las vivencias de la niñez que está en contexto de migración. Nicaragua ha tenido un flujo migratorio principalmente hacia Costa Rica y Panamá, y no hay cuenta de una acción de gobierno para garantizar que estos niños y niñas que migran tengan educación”, explicó el investigador.
De igual forma, el reporte de la Unesco indica que “no se dispone de mucha información acerca de la calidad de la educación de los refugiados, pero los datos disponibles brindan un panorama sombrío… En muchos países afectados por conflictos, el desplazamiento interno ha puesto a prueba unos sistemas educativos que ya enfrentaban muchas dificultades”.
Según la Dirección General de Migración y Extranjería de Costa Rica, de junio a octubre de este año, recibió treinta mil solicitudes de refugio de nicaragüenses que se han visto forzados a huir de la represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua.
La mayoría de los nicaragüenses que han solicitado refugio en Costa Rica no cuentan con permiso laboral, muchos no tienen donde alojarse y duermen en los parques, aguantan hambre y de momento no piensan regresar a su nación.
La situación en Nicaragua empeora
Recientemente la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) señaló que “ya son miles las personas que han huido de los disturbios en Nicaragua en las últimas semanas (meses) ante las crecientes tensiones políticas y episodios de violencia. Muchos de ellos se refugian en la capital de Costa Rica, San José, donde Acnur está entregando alimentos y otros materiales de ayuda humanitaria”.
Además, en una vista a Costa Rica el relator para los migrantes, Luis Ernesto Vargas, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reconoció el esfuerzo del Gobierno de costarricense “de tratar de paliar el dolor de este drama humano”, de los refugiados nicaragüenses.
Vargas destacó que pese a las situaciones precarias en las que se encuentran los refugiados nicaragüenses son personas que han llegado a Costa Rica con la intención de trabajar, pese a que puedan encontrarse con oficios complejos.
Le puede interesar: Costa Rica instala dos albergues para recibir a nicaragüenses que huyen de la crisis