Después de prohibir las marchas y cualquier otro tipo de manifestación cívica, recetando cárcel y balas, el régimen de Daniel Ortega a también quiere borrar todas las pintas hechas en su contra, como si con esto desaparecerá el descontento popular.
En meses anteriores, a través de la Alcaldía de Managua, se han eliminado las pintas en rótulos, postes y muros, pero en los últimos días estos trabajos se centraron en la fuente de la rotonda Rubén Darío, que al igual de la Jean Paul Genie ha sido símbolo de la resistencia ciudadana en los ocho meses de represión.
La primera acción del régimen fue manchar las pintas de los autoconvocados para que no se pudieran leer, pero al ver que continuaban, mandó a hacer las suyas demostrando un respaldo inexistente hacia Ortega y al mismo tiempo atacando a la Iglesia Católica; pero si esto no fuera poco finalmente ha mandado a pintar todo en blanco todo el azulejo de la rotonda Rubén Darío.
La intención de eliminar por completo las pintas quedó evidenciada en octubre de 2018 cuando se presentó el borrador del Presupuesto General 2019 y su correspondiente Plan de Inversión Anual para la Alcaldía de Managua.
En el documento se proponía destinar 1.5 millones de córdobas para reconstruir paredes y reemplazar el enchapado de los azulejos, además de mejorar el ornato y reactivar la fuente.
Pero al final, por la crisis sociopolítica que atraviesa el país y la cual trata de ocultar el régimen, se disminuyó la proyección de los recursos para este año y el Concejo Municipal de la capital, controlado por el Orteguismo, solo aprobó 1 millón de córdobas para tales obras que evidentemente tienen una connotación política.
En años anteriores la municipalidad solo le brindaba mantenimiento menor a esta rotonda que lleva el nombre del poeta universal y orgullo nicaragüense, Rubén Darío, y se esmeraba con la Hugo Chávez, llamada así en honor al expresidente venezolano.
Al servicio de Ortega
La Alcaldía de Managua ha estado al servicio del régimen de Daniel Ortega. Así ha quedado demostrado incluso antes de estallar la protesta cívica, al priorizar y ejecutar proyectos ordenados por la Presidencia. En estos últimos ocho meses ha llegado al punto de destinar equipos y personal para aplastar las manifestaciones azul y blanco, donde se ha demandado justicia, democracia y libertad.