La inauguración de las nuevas instalaciones de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), en Managua, podría significar que el régimen orteguista seguirá encarcelando a más personas, o bien, es una forma de expresar que van a garantizar los derechos humanos de los detenidos, explicó la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez.
Lea además: El Chipote, la cárcel somocista donde torturan a quienes protestan contra Ortega
La defensora refirió que la apertura de esta cárcel podría interpretarse de esas dos formas: por un lado, brindar una señal de mejoría en el trato inhumano y degradante que se ejerce en el Chipote, y por otro, es como que “están diciendo no, aquí no hay ninguna salida de excarcelación, aquí vamos a construir más cárceles para que haya más capacidad de encarcelar a más gente”.
El nuevo reclusorio manda un mensaje contradictorio, especificó. Por su parte, el secretario ejecutivo de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), Marcos Carmona, sostuvo que no solo se trata de las instalaciones carcelarias, sino que “la Policía debe de empezar a cambiar de actitud, de nada sirve tener celdas con las condiciones necesarias si van a continuar torturando al pueblo de Nicaragua”.
Puede leer: La pesadilla de El Chipote
Con esto concordó Núñez, quien cuestionó el trato cruel que brindan las autoridades que están a cargo de los privados de libertad. Junto con la construcción del penal debían capacitar en derecho penitenciario y en reglas mínimas para detenciones a la PO; sin embargo, dicha institución esta insensibilizada, dijo.
La nueva DAJ fue inaugurada este jueves por la cúpula de la PO; el edificio con un área de construcción de 3,520 metros cuadrados le costó al pueblo de Nicaragua 183 millones de córdobas. El régimen no aclaró si estas nuevas cárceles implican el cierre del viejo y tenebroso centro de torturas el Chipote.
Hacinamiento
También: Verónica Chávez visita a su esposo Miguel Mora en El Chipote, luego de un mes encarcelado
Nicaragua ha sufrido un incremento en la población penal, en ese sentido, para el experto en derechos humanos Uriel Pineda, la construcción de un nuevo reclusorio podría ser positivo, puesto que tiene un impacto en el hacinamiento que se vive en otros penales del país. Por otro lado, la creación de una cárcel “al final no deja de tener un mensaje disuasivo en la población”, en medio de la crisis sociopolítica.