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Winston Dávila conectó dos jonrones en un mismo partido ante Nueva Segovia. LAPRENSA/ARCHIVO

Winston Dávila: “Quiero que los números hablen por mí”

Winston Dávila está en el cajón de bateo. A simple vista todo está normal. No ha ocurrido nada. Su rostro parece enfocado en el lanzamiento. Impacta la pelota con fuerza: es un batazo entre dos...

Winston Dávila está en el cajón de bateo. A simple vista todo está normal. No ha ocurrido nada. Su rostro parece enfocado en el lanzamiento. Impacta la pelota con fuerza: es un batazo entre dos. Llega a la segunda base. Toca la almohadilla. Mira al cielo y se suelta a llorar. Sí, llora sin pausas como un niño sin control. Ya no tendrá la llamada al final del juego felicitándolo. Su papá había partido de este mundo, pero no de la mente ni el corazón de su hijo.

Superar la partida de su padre se tornó complicado en la carrera de Dávila. Desde que ocurrió en 2016 eso le marcó la vida. Estuvo con él desde pequeño, siendo coach en las infantiles y luego siendo su consejero dentro y fuera del campo.

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El receptor de los Indios del Bóer tiene 30 años, es el líder de los bateadores, posee objetivos claros, trabaja sin pausas y sobre todo emana una confianza que llegó su año, ese que ha estado esperando para hacer ebullición detrás del plato.

No obstante, la carrera de Dávila se ha desarrollado en medio de las sombras. Janior Montes era un pez gordo para tumbar en la titularidad del Bóer y de la Selección Nacional, sin embargo, el muchacho nunca se dio por vencido, creyendo más temprano que tarde en romper ese cascarón y ser tomado en cuenta.

Dávila ha pasado por un camino sinuoso. En 2012 su carrera parecía empezar a brillar sin parpadeos. “Dennis Martínez me dijo que sería el receptor titular en el mundial de Panamá. Él me conocía y le gustaba como me desarrollaba, pero una lesión en el hombro derecho me sacó de juego”, recuerda Dávila con lamento. Tardó dos años en recuperarse.

Pero de aquel hombre ha sabido sortear las embestidas del destino, ahora es luz, un excelente padre de dos hijos y un pilar en la ofensiva capitalina. Aunque la temporada está empezando y Dávila batea .548 de promedio con 17 imparables en 31 turnos (sin incluir la serie ante Dantos), sabe que sería muy precipitado cantar victoria, pero no para mencionar sus objetivos: “Mi meta es terminar bateando sobre .400 puntos y mantenerme como titular”, comentó.

La clave de su brillo

El año pasado fue un golpe directo a su autoestima cuando el Bóer lo dejó fuera del equipo para la serie final. “No me frustré. Me dolió mucho, pero me dediqué a trabajar. Empecé a trabajar con Douglas Dumas, me aconsejó a levantar un poco el pie. Me explicó que muchos pitcheos me vencían porque yo solo giraba y hacía el swing a puro brazo. Probé el ajuste en la profesional, me sentía incómodo al principio pero ahora veo los resultados. También Darián González y Williams Vásquez me corrige y aconseja. En la parte de la receptoría Janior Montes me preparó para cuando él no estuviera”, confiesa Dávila, quien todavía recibe mensajes de Montes felicitándolo y señalando algunos errores.

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Dávila nunca ha dejado de pensar en su vida después del beisbol. Estudió Administración de Empresas en la American College, ejerció durante un tiempo en una empresa de deportes y desde ya está apuntando a estudiar Derecho. “Esto del beisbol no es para siempre. Quiero ser recordado como alguien bueno que entregó todo. En otras palabras quiero que los números hablen por mí”, concluyó.

Deportes Bóer Winston Dávila archivo

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