Es una equivocación esperar que sean los organismos internacionales, como el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), los que pongan fin a la crisis sociopolítica que sufre Nicaragua desde hace más de un año, porque su ayuda es más política, que no puede suplantar las acciones de la población a lo interno del país, asegura el experto en relaciones internacionales Ricardo De León Borge.
En esta entrevista De León es pesimista en que de las negociaciones entre la Alianza Cívica y el régimen de Daniel Ortega resulten acuerdos que acaben con la crisis y den pasos para el restablecimiento del respeto a los derechos humanos y la senda democrática. El experto avizora que en corto plazo Estados Unidos podría entrar directamente a negociar con Ortega su salida del poder.
A pesar de la presión internacional en la OEA y la Unión Europea no hemos visto mayor efecto a lograr que Ortega ofrezca una salida institucional a la crisis. ¿Fracasó la presión externa?
El papel de los organismos internacionales no es intervenir directamente en los asuntos internos de un país, sino buscar por medio del derecho internacional métodos pacíficos a los conflictos internos como el diálogo y la mediación. En ningún momento se va a proveer de armas a una parte de la sociedad que está en conflicto con el Gobierno o intervenir directamente. Por ende los problemas internos se arreglan entre la misma población. No es tanto que si la presión de los organismos como la OEA ejercida hasta el día de hoy ha surtido efecto o no, más bien el gobierno no ha dado respuestas razonables, no se ha sentado a negociar realmente.
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¿Hubo demasiada expectativa de la población en que llevar a la OEA y Naciones Unidas las denuncias de la represión sacaría a Ortega del poder?
No es que la población esté equivocada. Ya en los años 78 y 79 la OEA jugó un papel importante para el derrocamiento de Anastasio Somoza, pero esto no fue logrado solo por el organismo sino que tuvo el apoyo de la potencia de Estados Unidos. (…) Hoy en día el papel de la OEA ha sido preponderante, creo que el fin último de la OEA es la invocación de la Carta Democrática Interamericana y sino hay reacción del Gobierno, a suspenderlo de la organización. Eso pasaría pronto, se han dado pasos acelerados en ese sentido. Pero eso tampoco hará que el Gobierno de Ortega decida irse y llame a elecciones generales. Eso saldrá de una negociación interna entre el Gobierno, la sociedad civil representada ahora por la Alianza Cívica y algunos gobiernos de forma bilateral.
¿Surtirían más efecto las sanciones bilaterales de Estados Unidos, la Unión Europea?
Las sanciones juegan un papel muy importante en el ámbito diplomático. La Unión Europea ya ha dicho que impondrá sanciones al gobierno o de manera individual a funcionarios, como hasta hoy lo ha hecho Estados Unidos quien ha llegado a afectar a personas influyentes del Gobierno. Vimos la reacción virulenta del presidente (Daniel Ortega) porque le han tocado a su familia y al banco que se pretendía fuese estatal. Es posible que en corto tiempo Canadá tome medidas similares. Mientras sigan así creo que tendrán más efecto, porque tocas a la familia y esa importa más que cualquier cosa, así como cuando les tocas el billete que tenían a través de Bancorp. Sanciones dirigidas como la Nica Act para cortar el financiamiento del BID y el Banco Mundial afectará al pueblo, de empezar a aplicarse habrá más desempleo que llevará a mayor pobreza al país. Creo que por eso Estados Unidos se ha detenido un poco en aplicar la Nica Act. (…)
¿Ve resultados en la negociación de la Alianza y el régimen o un cambio de escenario con EE.UU. participando directamente?
El Gobierno apuesta a que en algún momento Estados Unidos venga y se siente directamente con ellos a negociar una salida política. No creo que en el diálogo actual hayan resultados positivos porque la fuerza heterogénea que conforma la Alianza son un referente para negociar reformas electorales porque no son un partido político. Por eso creo que el Gobierno apueste más a una negociación directa con Estados Unidos con los rusos, para que éstos lo apoyen. (…)
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¿Habría una negociación directa EE.UU. y Ortega?
Lo creo. La influencia y el poder que tiene Estados Unidos en nuestro país, nos guste o no, es gigantesco por las exportaciones, remesas y la migración. A partir de esta debilidad que tiene la Alianza y al no haber partidos políticos de oposición real Daniel Ortega debe decir ‘para qué negocio con ellos sino tiene poder’. El problema es legitimidad porque Estados Unidos ha dicho que no lo reconoce como gobernante, sin embargo ha enviado emisarios de alto nivel a negociar con Ortega. No se sabe qué ha pasado, pero esas reuniones van calando más en la estrategia.
¿Augura entonces un fracaso de las negociaciones entre la Alianza y el Gobierno?
Lamentablente sí porque no hay una disposición clara del Gobierno a cumplir los acuerdos y la posición de la Alianza es débil hablando en términos políticos porque no son partidos.
¿Es necesario ser un partido político para resolver una crisis de derechos humanos por la represión de un régimen, cuando para la mayoría de la gente los partidos tienen culpa?
Los derechos consagrados en la Constitución la cual solo puede ser reformada en la Asamblea Nacional y ahí solo hay partidos políticos. Sí es cierto que por culpa de los partidos estemos en este crisis (…) En Nicaragua la situación es social, de derechos humanos los cuales son ratificados en la Asamblea Nacional. (…) Por eso los partidos deberán incluirse en las negociaciones porque son los que aprobarán las reformas electorales.
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¿Sin una pronta solución es posible que Nicaragua repetir el escenario de Venezuela?
Definitivamente. Desde hace rato vengo diciendo que corremos el peligro de llegar a una crisis de la magnitud de Venezuela porque la crisis social y política ya está, en lo económico Funides proyecta cifras alarmanentes de desempleos que traerá más pobreza y delincuencia.
Mientras más se tarde la solución política la crisis económica será mayor y nos podría orillar a un estallido social más fuerte del pasado”.