La Policía Orteguista niega tener detenido a Leo Navarrete Lumbí, preso político liberado, pese a que testigos observaron a dos oficiales dentro de la camioneta donde se llevaron a la víctima.
El hecho ocurrió la mañana del sábado 4 de mayo en el barrio Berta Díaz, cuando Navarrete se dirigía a su centro de trabajo. Esta es la cuarta ocasión que la PO captura a Navarrete.
“Los familiares de don Leo han recorrido todas las unidades policiales, incluyendo el viejo y el nuevo Chipote y no le dan razón de su paradero”, expresó Pablo Cuevas, abogado de la Comisión Permanente de Derechos Humanos.
De acuerdo a testigos, agentes policiales y personas civiles se llevaron a Navarrete en una camioneta Hilux color verde musgo con placa número M 291621. En un inicio se conoció que la víctima fue llevado al Chipote, pero ahora la PO no da razón de él.
Dada las circunstancias, Cuevas calificó la situación como un caso de desaparición, aunque señaló que detrás de todo ello está la Policía Orteguista, que actúa para infundir “terror” entre la población.
El abogado de la CPDH reiteró que el objetivo del Estado “es mandar un mensaje de terror, que la gente tenga miedo de hacer uso de sus derechos constitucionales”.
Asedian a hija de Navarrete
El abogado Pablo Cuevas también destacó que producto de la denuncia del secuestro interpuesta por María del Carmen Navarrete, hija de Leo Navarrete, esta se ha visto asediada por personas afines al régimen de Daniel Ortega.
“María ya no puede estar acá con nosotros (en la CPDH) porque está escondida, dado que está fuertamente amenazada con correr el mismo destino que don Leo”, denunció Cuevas.
Capturan a campesino torturado con cuchillas
El otro caso de secuestro por la Policía Orteguista -institución más represiva del régimen de Daniel ortega- es el de Bryan Rogelio Cruz Calderón, el campesino que torturado hasta cercenarle el testículo izquierdo. Él fue liberado luego que la PO lo capturó violentamente la tarde de este domingo, cuando este se encontraba en la vivienda de su hermana, en Jinotega.
Bryan Cruz Calderón fue liberado a las tres de la tarde de este lunes, según sus propios familiares.
La víctima, de 31 años, fue detenido el 30 de agosto por la PO por el presunto robo de un celular, pero al momento de las torturas, los oficiales querían obligarlo -a punto de cuchilladas- confesar que participó en los tranques. El pasado 5 de abril fue puesto en libertad bajo la condición de libertad asistida.
“No entendemos cuál es la lógica de esto”, dijo Cuevas, quien señaló que Bryan “apenas camina” debido a las torturas y a la operación que fue sometido. “Su situación es sumamente grave”, aseveró.
Y agregó: “La situación de estas personas es producto del actuar delictivo de la Policía. Lamentamos estos tres casos”.
Excarcelados viven con temor
El líder estudiantil Levis Artola Rugama y el basquetbolista Carlos Silva, ambos excarcelados, temen por que la Policía Ortegusita los vuelva a detener y le inventen nuevos cargos, y afirman que no gozan de ninguna de libertad.
“Tengo temor por mi familia. Tengo la incertidumbre de salir a la calle y no volver como todos los excarcelados que es una condición vulnerable, no hay libertad”, destacó el joven de 21 años.
Sobre la situación de la PO sobre los excarcelados, Artola cree que es una “iniciativa del gobierno para chantajear a la Alianza Cívica”.
“Eso son órdenes del partido oficialista, se debe a una estrategia de intimidación para que no hable la gente ni se manifieste. Esto es una dirección partidaria del Frente Sandinista a la policía, quienes son los que dominan a la policía para que estén asediando”, recalcó.
A pesar de las circunstancias que atraviesan los excarcelados, los afectados descartan la opción del exilio. Al respecto, Silva declaró que “aquí me voy a quedar. Quiero que me devuelvan mi libertad absoluta para que me devuelvan mis derechos cívicos”.
Levis Artola, fue capturado el 25 de agosto de 2018 y acusado de supuesto entorpecimiento de los servicios públicos, entre otros; mientras que a Silva, fue acusado por el delito de “terrorismo”, por derribar un árbol de la vida, mejor conocido como “Chayo palos”.