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Crisis económica provoca el cierre de 76 sucursales y ventanillas de la banca nacional en Nicaragua

La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) manifestó que el cierre de sucursales y ventanillas y la contracción del crédito, son dos medidas que ha tomado la banca para ganar liquidez.

Además de golpear los depósitos y el crédito nacional, la crisis económica, que inició en abril del año pasado como consecuencia de una brutal represión estatal, también arrasó con al menos 76 sucursales y ventanillas del sistema financiero nacional, lo que ocasionó que al menos 1,754 personas quedaran en el desempleo, según cifras actualizadas del Banco Central de Nicaragua.

En marzo 2018, —antes de la crisis— funcionaban 612 sucursales y ventanillas bancarias con 11,484 trabajadores. De estas, 267 estaban ubicadas en Managua y 345 en los departamentos, según las cifras oficiales.

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Sin embargo, 12 meses después, en marzo 2019 se reportaron 536 sucursales, 234 de ellas en Managua y 302 en los departamentos, es decir que el mayor cierre de locales se ha producido en el interior del país. Asimismo el número se empleados se redujo a 9,730.

Dos años de retrocesos

De tal manera que la banca se sitúa por debajo de los mismos niveles de sucursales y ventanillas que tenía en 2016, lo que refleja un grave retroceso en un país con bajo nivel de bancarización y de acceso al crédito. En 2016 había 589 sucursales y ventanillas.

En cuanto a empleo,  la planilla del sistema financiero nacional cayó a niveles de 2015, cuando habían 9,774 trabajadores, incluso 44 más de los hay ahora en el sistema bancario.

Cierran 27 sucursales y ventanillas en el 2019

Los datos publicados por el Banco Central revelan que solo en enero y febrero no hubo cierre de sucursales, pero en marzo cerraron 27 sucursales y ventanillas y se despidieron a 474 empleados del sector.

La Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) manifestó que el cierre de sucursales y ventanillas y la contracción del crédito, son dos medidas que ha tomado la banca para ganar liquidez, en momentos que la salida de depósitos sigue ocurriendo y el principal negocio de la banca está estancado: la entrega de crédito.

“Con la contracción del crédito resulta complementario el cierre de sucursales y ventanillas, pues eso implica reducción de gastos administrativos para la banca. Esto es importante gerencialmente hablando, pues la banca al contraer el crédito, que es su giro de negocios, reduce de forma importante sus ingresos financieros. En efecto, la banca en abril 2019 registra una caída de 44 por ciento de sus utilidades mensuales”, detalla Funides.

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Pese a la reducción de ventanillas y sucursales, la banca continúa sólida.  “Los niveles del sistema financiero se han reducido, también se han reducido los depósitos, y otras variables, pero el sistema como tal se encuentra estable y bastante sólido en relación en el tamaño de la economía, podemos decir que es proporcional al tamaño de la economía”, explicó el economista Alejandro Aráuz.

De hecho en el reciente reporte la influyente revista británica The Economist Intelligence Unit (EIU) reconoció que la principal preocupación del sector privado es el estado del sistema financiero nacional.

“Una preocupación más seria para la empresa privada será el estado frágil del sistema financiero. La crisis política en 2018 agudizó la incertidumbre económica y lideró grandes corridas de depósitos. Esto, a su vez, condujo a una aceleración del crédito del sector privado e impidió que las empresas tomaran préstamos para llevar a cabo actividades productivas. Todo el tiempo, el deterioro económico continuo ha llevado a un empeoramiento de carteras de activos de los bancos”, señala.

A criterio de EIU  “los bancos también han podido contraer deuda a corto plazo del exterior para abordar las preocupaciones sobre la liquidez. Si bien es probable que los indicadores macroprudenciales empeoren a corto plazo, existen pocos signos de una crisis bancaria sistémica y, como tal, no esperamos que se materialice”.

Se reduce la accesibilidad a los servicios financieros

El economista Aráuz  dice que esa reducción de sucursales le permite a la banca aliviar sus costos administrativos, sin embargo “como la mayoría que está cerrando está en los departamentos, esto indica que no se está facilitando los recursos creditico a los sectores más alejado del país”.

Funides señala que “la reducción de ventanillas y sucursales trae otro problema para sus usuarios actuales y potenciales: accesibilidad de los servicios financieros. Para muchos ahorrantes y solicitantes del crédito les resultará más difícil y costoso tener el acceso que usualmente tenían para el manejo de sus ahorros, pago de créditos, demanda de efectivo, entre otros”, un planteamiento en el que también coincide Aráuz.

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Sergio Maltez, presidente de la Cámara de Industrias de Nicaragua (Cadin), admite que mantener funcionando una sucursal bancaria es caro y que esta es una alternativa que tiene la banca para afrontar la crisis.

“No es ningún secreto que se han disminuido los ingresos de los bancos por reducción de cartera y aumento de gasto de provisiones de crédito, por ende para compensar la disminución de ingresos y aumento de gastos de crédito se deben bajar los gastos administrativos para mantener los resultados, además el mantenimiento de una sucursal bancaria es caro”, dijo Maltez.

¿Rumbo a una depresión?

El  economista y sociólogo, Oscar René Vargas da otra lectura a la medida adoptada por la banca. Cree que estos cierres reflejan el proceso de transición de la recesión a la depresión económica.

“Los principales riesgos para el crecimiento económico son: incertidumbre política interna, problemas de inseguridad pública, desasosiego por la situación económica interna; debilidad del mercado interno; política del gasto público, congelamiento de la cooperación internacional, raquitismo de la inversión privada nacional e internacional y ausencia de cambio sociopolítico”, sostuvo Vargas.

Funides agregó que la contracción de sucursales y ventanillas es un reflejo de lo que está pasando a la economía en general, la cual se contrajo en 4.8 por ciento en 2018 y se estima podría contraerse entre -7.3 y -10.9 por ciento en 2019. “Es más, los servicios de intermediación financiera son de los sectores más golpeados en la economía, junto con turismo, construcción y comercio. Según el IMAE a abril 2019, la contracción de dicho sector (el financiero) es de -21 por ciento”, indica.

Cartera en riesgo elevada

La reducción en el número de sucursales y personal coincide con el fuerte deterioro de la de la cartera vencida y en riesgo. Según cifras oficiales, en marzo del año pasado  el 3.29 por ciento del total de la cartera de financiamiento de las entidades que forman el Sistema Financiero Nacional —seis bancos y tres financieras— estaba en riesgo, pero 12 meses después este indicador  se incrementó hasta 9.79 por ciento.

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Ese nivel de riesgo solo se había visto en 2009, en plena crisis económica mundial. En ese año la cartera en riesgo alcanzó 10.9 por ciento, en los siguientes años este empezó a caer y ubicarse a niveles por debajo de la media en Centroamérica.

Fuerte pérdida de calidad

Además los mismos indicadores financieros revelan que la clasificación de la cartera se ha deteriorado, en marzo 2018 la cartera A era de 92.81 por ciento y en marzo 2019 esta cartera fue de 84.59 por ciento.

El informe también expresa que a diciembre la cartera neta de préstamos se situó en 137,883.04 millones de córdobas, inferior a los 166,271.26 millones de córdobas de 2018, lo que implica 28,388.22 millones de córdobas menos, es decir que hubo una caída del 17 por ciento.

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