A pesar que en redes sociales se habla de la libertad de la rusa Elis Leonidovna Gonn, condenada a ocho años de cárcel por atacar con ácido sulfúrico al sacerdote Mario de Jesús Guevara Calero, de 59 años, y salpicar con el peligroso líquido al feligrés José Roberto Pineda Bravo, de 70 años, el 5 de diciembre de 2018 en la Catedral de Managua, en el expediente judicial no hay rastros de alguna resolución que la beneficie.
Sin embargo el religioso afectado severamente por el ácido lanzado por la agresora rusa, asegura que si la extranjera recobró su libertad, sería un acto injusto.
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“Como sabemos todos, siempre se cometen injusticias. Me imagino que le aplicaron la Ley de la Amnistía, aunque no tenga que ver nada con eso (de considerarse presa política)”, señaló el vicario de Catedral.
De ser liberada la atacante, de acuerdo con el sacerdote, no se estaría ejerciendo ninguna medida penal en contra de esta. “No quiero más problemas, porque la verdad, nunca he andado en problemas ya mi que misión como sacerdote está en apoyar la misión de la Iglesia católica”, manifestó el padre Guevara.
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Según el abogado Boanerges Fornos, coordinador de Acción Penal, la única forma legal para otorgar la libertad a la extranjera es que los magistrados revocaran la sentencia condenatoria de primera instancia, pero la Fiscalía tendría que haber recurrido de casación y no fue así.
El abogado también descartó el beneficio de la amnistía a la rusa al considerar que la acción de esta fue de delito común.
“Ese fue un caso de delito común, no la cubre la Amnistía, pues ella fue hasta la Catedral a cometerlo de forma premeditada, según acusación del Ministerio Público y de los testigos que se encontraban en ese momento en la iglesia”, dijo Fornos.
Sigue tratando secuelas que le dejó la rusa
El religioso también explicó que la acción violenta de la mujer con el ácido también le ha afectado otros organismos de su cuerpo, por lo cual los martes, jueves y sábado debe hacerse hemodiálisis.
El sacerdote había finalizado confesiones cuando la mujer atentó contra su vida, rociándolo del peligroso ácido, acción que llevó al religioso a pasar varias semanas hospitalizado.
“Con las quemaduras del ácido me han quedado las cicatrices. Ahorita por lo que estoy luchando es por la afectación de los riñones. También esto me aceleró mi problema de diabetes. Sin embargo, yo quiero decir que en mi corazón no hay odio ni resentimientos para nadie, ya que te repito, mi misión está con la Iglesia católica y sobre todo sirviendo a Dios y al prójimo”, resaltó el religioso.