En medio de la algarabía de cientos de personas que bailaban al ritmo de los filarmónicos, la imagen de Santo Domingo de Guzmán ingresó a la iglesia de Las Sierritas, después de pasar diez días en la iglesia que lleva su mismo nombre en Managua.
Una vez que la imagen milagrosa, como muchos creyentes la llaman, estuvo en el altar, los feligreses gritaron: “¡Viva Santo Domingo! ¡Viva Santo Domingo”, además de consignas como “¡Sí se pudo!”.
Lea además: Así te contamos la tradicional bajada de Santo Domingo de Guzmán
El recorrido del santo duró casi doce horas, partió a las 7:15 a.m. e ingresó a las 6:45 p.m. a su templo, sin que se reportaran incidentes de gravedad. A más de un año de haber iniciado la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua, Santo Domingo durante su despedida avanzó con un paso más lento y con un baile más bullanguero; a diferencia de 2018, cuando hizo un recorrido más rápido y con poca afluencia de feligreses, dado que acababa de pasar la “operación limpieza”, ejecutada por la dictadura orteguista, que dejó muerte y luto en las familias nicaragüenses.
Lea también: Conozca las variantes para la procesión de Santo Domingo de Guzmán
Por segundo año consecutivo la festividad religiosa tuvo cambios notorios, iniciando por la falta de participación de la Alcaldía de Managua, al no entregársele la mayordomía a la alcaldesa Reyna Rueda y la ausencia del cordón policial alrededor de la imagen. No obstante, sí hubo despliegue de agentes policiales, tanto antimotines como de tránsito y de azul celeste. Hicieron cordones a la orilla de las carreteras e intentaban mantener el orden. No portaban armas de guerra, pero sí sus armas de reglamento. Aun así los creyentes no se sintieron intimidados y bailaron con fervor.
Puede interesarle: Fervor, devoción y tradición en Santo Domingo de Guzmán
La tajona estuvo en manos de los sacerdotes Boanerges Carballo y Juan José Colato Nolasco. Mientras que los encargados de hacer una barrera humana alrededor del santo fueron los cargadores y el comité organizador en general.
Tradición y colorido
Este 10 de agosto la peaña de Santo Domingo lució flores muy coloridas, distintas a las blancas y amarillas —colores símbolo de la Iglesia católica— que predominaron el 1 de agosto de este año y también en la celebración del 2018.
Vestidos de vaquitas, algunos pintados de rojo y otros de negro, promesantes, tradicionalistas y feligresía en general mostraron su fervor religioso e hicieron de la festividad una especie de carnaval folclórico.
La procesión también fue aprovechada por personas como Ericka Cunningham, quien vistió una vaquita azul y blanco.
“Nosotros aquí andamos representando a Nicaragua, a nuestro país, con orgullo (…) yo no estoy cometiendo ningún delito con andar representando nuestra bandera”, expresó la mujer que tiene tres años de bailar con su vaquita a
Santo Domingo, después que la imagen la curara de una enfermedad.
Por otro lado, el Cacique Mayor, Óscar Ruiz, reconocido personaje de la celebración, regresó a las calles. Esta vez, con bocinas a través de las que pedía apoyo económico, ya que pese a su estado de salud continúa dando vida a su personaje de Cacique, nombrado hace 49 años.
La fe y fervor no conoce de edades. Ancianos, adultos, jóvenes, adolescentes o incluso niños tienen algún favor que pagar al santo de los capitalinos.
María Mercedes Salazar, de 75 años, fue una de las inditas de este año que llegó a pagar promesa por ella y una hija que falleció. Este es el quinto año que acompaña a la diminuta imagen en su entrada y salida a Managua.
Elena Aguirre llegó vestida de huipil a la procesión de Santo Domingo. Su mamá la llevó desde que tenía diez meses de vida. La mujer pidió al santo que le concediera que su tercer hijo fuera una niña, y este le cumplió. Ahora, ella, como si fuese una tradición, embarazada de su tercer bebé, le llega a pedir el mismo favor a su santo milagroso.
En Gancho de Caminos
Uno de los puntos de mayor euforia del recorrido de Santo Domingo es el Gancho de Caminos, en el mercado Oriental. Como es tradición, la imagen subió al barco en la iglesia que lleva su nombre, en Managua, para transitar los barrios del coloso mercado.
A eso de las 7:15 de la mañana de este sábado 10 de agosto, la imagen de Santo Domingo de Guzmán salió de la iglesia de su mismo nombre en Managua, para empezar su recorrido hasta su morada en Las Sierritas, de donde bajó el pasado 1 de agosto.
Miles de promesantes, como cada año, acompañaron la salida del templo del santo patrono de Managua. La imagen de Santo Domingo fue despedida al ritmo de “Nicaragua mía” y al grito de “¡viva Nicaragua libre!”. Afuera de la iglesia hubo un fuerte despliegue de oficiales de las fuerzas especiales.
Como es tradición, la diminuta imagen subió al barco para transitar el mercado Oriental hasta el Gancho de Caminos, donde fue cargado en hombros por tradicionalistas y promesantes. Ahí se encontró con Santo Domingo de abajo, originario de San Andrés de La Palanca.
Una vez que Santo Domingo bajó del barco, durante unos 30 minutos las imágenes de los santos bailaron al son de los filarmónicos.
Puede interesarle: Fervor, devoción y tradición en Santo Domingo de Guzmán
Rodeados por un cordón de antimotines que intentaban poner orden, los feligreses bailaron, gritaron, y lanzaron vivas a Santo Domingo.
A más de un año de que inició la crisis sociopolítica en Nicaragua, la imagen en su regreso a su morada ha sido más bailada que en el 2018, cuando fue un recorrido más rápido dado que acababan de pasar las operaciones limpieza que dejaron muerte y luto a las familias en el país.
Este año también se nota más afluencia de feligreses e incluso de comerciantes que aprovechan la ocasión para vender sus productos.
Además las flores que engalanan al patrono de Managua este año se tornaron más coloridas, a diferencia del 2018 cuando el ornato Santo Domingo fue blanco y amarillo, colores de la iglesia.