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Resistir y vencer cívicamente

La dictadura incrementó la represión después de que se conociera el contenido del informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh), sobre las atroces violaciones a los derechos fundamentales de las personas en Nicaragua, el cual se presenta oficialmente hoy en Ginebra.

El sábado 7 de septiembre, partidarios armados del régimen, coordinados con la Policía Orteguista, atacaron en la salida de la ciudad de León el vehículo en el que viajaban varios dirigentes empresariales y de la Alianza Cívica, incluyendo al presidente del Cosep, José Adán Aguerri, y atentaron contra sus vidas. Afortunadamente los agredidos pudieron escapar y no hubo consecuencias funestas que lamentar.

El mismo sábado otros dirigentes de la Alianza Cívica sufrieron el asedio policial en un sector de Managua. Al día siguiente, varios templos católicos fueron hostigados por las fuerzas represivas de la dictadura, en el comienzo de la jornada de oración por la paz y la justicia convocada por la Iglesia católica de Nicaragua, a celebrarse del 8 al 15 de septiembre, en el contexto de las Fiestas

Patrias. Y ayer lunes la Policía reprimió varias protestas democráticas relámpago y detuvo a una dirigente capitalina del partido CxL, a la que liberó después de maltratarla brutalmente.

Ante el desborde de la represión en frío que ha llegado al extremo de atentar contra la vida y la integridad física de dirigentes empresariales y cívicos, hay quienes creen que lo que quiere la dictadura es llevar el país a un conflicto armado. Pero la verdad es que ningún dictador alienta una lucha armada contra su propio régimen. Lo que quiere es tener sometida a la gente y, como dijo el mismo Ortega en la reciente celebración del Ejército, que lo dejen hacer lo que quiera en paz. Lo que pretenden los dictadores con la represión es sembrar el terror, amedrentar a la gente precisamente para que no haya ninguna forma de oposición.

No cabe ninguna duda de que hay personas democráticas muy valientes o que por desesperación están dispuestas a alzarse en armas contra la dictadura, sobre todo en las áreas montañosas del país, donde es más factible esa forma de rebeldía; y donde los campesinos más reconocidos como opositores son acosados y están siendo exterminados poco a poco, mediante ejecuciones extrajudiciales.

Pero, ¿con qué armas se van a sublevar esos nicaragüenses especialmente valientes o desesperados por la cruel represión de la dictadura? ¿Y qué países van a apoyar esa alternativa extrema de resistencia siendo que el apoyo externo es absolutamente indispensable para el éxito de la lucha armada?

La verdad es que no hay en Nicaragua condiciones objetivas, posibilidades externas ni voluntad para librar esa forma de lucha. Los nicaragüenses que quieren recuperar la libertad y la democracia, y vivir con dignidad, ya escogieron la vía pacífica. Y aunque parezca muy difícil salir cívicamente de la dictadura, es el camino que se debe recorrer hasta vencerla y que Nicaragua pueda volver a ser república.

Editorial Alianza Cívica atentado Crisis en Nicaragua archivo
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