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/ Roberto Courtney

El compromiso de Ética y Transparencia

Ética y Transparencia está comprometido con el proceso de generar elecciones de calidad y resultado limpio. Es secundario para nosotros quien gana un proceso así. Eso no ha cambiado ni cambiará. Nuestras críticas a la forma de gobierno van por aparte. En las elecciones solo nos interesa que sean justas y limpias. La propuesta que presenta el grupo de Expertos Electorales Nacionales va en esa dirección. Y la endosamos.

Por un lado, es evidente que la reforma electoral y la alianza que la capitaliza son una sola conversación inseparable entre los partidos y protopartidos de oposición. La ciencia política analiza datos y dos cosas son ciertas en Nicaragua, hasta que se pruebe en las urnas, lo contrario: 1. Daniel tiene un piso de 35-40 por ciento y un techo por encima del 50 por ciento y, 2. El único caso de elecciones libres (medio) bajo su mandato fue en 1990. Aquella en que una UNO plagada de zancudos con deseos de superación mostró que a un piso de 40 por ciento se le debe entrar en alianza para tener chance. Por el otro lado, la reforma propuesta merece ser ponderada por el gobierno como una salida a la crisis que deja a juicio de la ciudadanía en elecciones libres qué importancia dar a todo y a cada evento o cosa que aflige a un pueblo como el nuestro. Y le permite presentar en elecciones su modelo autocrático sin más restricciones que aquellas de justa competencia. La propuesta del Grupo de Expertos presentada el 20 de septiembre es piedra angular de una reforma que no busca pasar la cuenta a nadie y conviene a todos.

Comienzo diciendo que muy correctamente, el Grupo de Expertos propone una reforma gradual. Los temas de la representatividad y democracia interna de los partidos y otros muy importantes, son de segunda generación de cara al siguiente proceso electoral por ser demasiados ya los retos de construir garantías y transparencia en poco tiempo y partiendo de serios déficits. El que mucho abarca, poco aprieta. Para lo que no se logre, de eso está hecho el plan de gobierno.

La segunda aclaración es obvia pero vale decirla. No contempla ninguna propuesta en la mesa el plan “B” de cada acápite y ahí hay muchas opciones, detalle y mucho consenso. Y ahí, en las opciones “B” con frecuencia termina uno en una negociación. Entonces se prioriza y se pone la línea roja (singular, si todo es prioridad nada es prioridad). Hoy hay consenso que lograr en la reformas para las próximas elecciones garantías suficientes de respeto al voto es prioridad uno. Eso significa arbitraje neutral e independiente con transparencia y observación a todo nivel. Casi todo lo demás tiene remedio, plan “B” (imperfectas soluciones). Incluyo en esa lista facilitar la formación o recuperación de partidos vía reforma legal, (no es perfecta la alternativa “B” de que un CSE justo y nuevo puede abrir ventanas ya conocidas, pero mucho peor es nada). También reformas pro alianzas tienen vías alternas. Un poquito de madurez es más importante que las facilidades que se reformen en la ley. No entro en más detalles, pero se alarga la lista al tema del transfuguismo y aún a los del padrón. Hay plan “B”. Pero el arbitraje tiene que ser justo y eso comienza eliminando el control por parte de los partidos en contienda, desde y sobre todo, la JRV.

La tercera es que la posición negociadora puede cambiar en un instante para bien o para mal. Por ejemplo, si cae Venezuela (y cómo cae Venezuela) vale 10 diálogos. Por otra parte, imaginemos con disciplina que otras cosas atrapen la atención internacional y permitan a Daniel medio retomar su volar autoritario con su avión bajo radar.

Dicho esto, voy al grano. Construir consenso sobre este tema electoral vale en todo caso ahora o después. Si Ortega no está listo para dar elecciones libres ahora, en algún momento lo estará por obligación y es razonable suponer que más tarde solo estará más débil y se le impondrán más condiciones. Y que ese tiempo podría ser bien utilizado por sus adversarios.

Hoy todavía negocia, ciertamente. Con las sanciones actuales, le han dañado su línea de sucesión, su círculo íntimo y condicionado por tanto su futuro control del partido. En el tiempo, con las próximas sanciones, los objetivos serán económicos y ahí se abre la boca del infierno para todos y en especial para él. Los pueblos por definición sobreviven, los individuos y sus legados muchas veces no y a veces peor que eso. Ese es su incentivo ahora, recuperar el status quo ante, con su partido familiar viable (y aun suyo) en el mediano y largo plazo. De que él comparta esta realidad depende su voluntad política de rifarse en unas elecciones libres en las que tiene solo una cosa que temer: el descalabro total. Cualquier caso contrario, está perfectamente situado para hacer un ejercicio que ya conoce. Caer parado. Cogobernará desde la Corte Suprema y otros espacios que van desde las instituciones al caos. Apostará a que igual que en el 90 y en tantos otros países antes y después, el nuevo gobierno tendrá presiones económicas y expectativas tangibles que cumplir y mantendrá el tema de la justicia como un asunto al que dedica mucho discurso y poco esfuerzo.

Vamos con los escenarios como quien se compromete entonces con el pronóstico meteorológico de hoy o a lo sumo el de esta semana. No pretendemos ver claro más allá.

Escenario de Reforma A: La OEA es interlocutor, garante o mediador entre gobierno y uno o diversos actores, principalmente partidos o protopartidos. A la usanza del diálogo anterior, con serias modificaciones. Lo mejor del escenario(s) OEA es que garantiza los mínimos de competencia justa y la observación como garante a lo largo del camino. Es también un foro propicio donde materializar el acuerdo de elecciones libres y vigiladas de inicio, a cambio de levantar-congelar sanciones que propone el régimen. Las partes están en la mesa.

Vale la pena agenciarlo. Pero está en veremos su viabilidad en el corto plazo. La OEA ya no es la Secretaría y su acuerdo estrictamente electoral con el gobierno de 3 años al que le quedan 5 meses. Ahora la OEA es una comisión de su más alto nivel cuyo mandato incluye temas más allá de lo electoral, como la justicia y democracia, que Ortega no se siente obligado a tratar y cierra la puerta.
Si el gobierno no hace nada más que cerrar puertas, equivale a sentarse a esperar más rondas de sanciones EE.UU. y UE. No va a pasar. En este escenario que llamo “por sus frutos los conoceréis”, o escenario “B”, el gobierno, en otro lado y con otra gente sacará una Ley Electoral que a pesar de sus cuestionables orígenes, pare las sanciones (sobre todo las de la UE). ¿Cómo? A partir de los debidos contenidos y calidades corroborables de las reformas y sus garantías de cumplimiento. Eso si la cosa es bien negociada por el lado de los divididos, pues si llegan a buscar curules y magistraturas, eso al final no le ayudará en mucho a Daniel y menos a la oposición.

Este escenario ya ha sido “tanteado” por el gobierno varias veces y para crédito de los partidos mal llamados colaboracionistas, rechazado de forma tajante por ellos. Los formatos mostraban mala fe del gobierno y se negaron. Hay un par de formatos y protocolos que hemos visto funcionar en situaciones similares, en países de características similares (no son pocos) y pueden abrir la comunicación y abordaje de acuerdos de una oposición unida parcialmente y de facto para que en primer propósito sondee lo que Daniel está dispuesto a ceder y que pide a cambio. Y si eso cumple con los estándares referidos y viene con unas magistraturas presentables desde su proceso de selección, ocurrirían algunos correos con borradores de articulado, algunos cafés y debería haber pronto y rápido una reforma que en su parte pública aspira a tener actores de peso como el Vaticano o la UE en una eventual firma. La tentación de mejorar su perfil de cara al electorado y potenciales miembros de una alianza es compartida por los partidos y protopartidos de todo el mundo. Veremos si para esto se unen. En todo caso habrá críticos y dudas, el rechinar de dientes de algunos. Algo menos con el tiempo, pues al ser el tiempo preelectoral amplio, permitirá madurar en el sentido freudiano a todos los actores. (Freud define madurar simplemente como “aprender a manejar el desencanto”). Otros temas hechos aún pertinentes por la reforma como los derechos humanos, la economía o las inminentes elecciones ocuparán la agenda del país.

Si suena demasiado bien, debo decir que esto puede salir también horriblemente mal si la oposición parlamentaria no da el necesario salto de calidad. Mejor entonces sería el escenario “C”.

En este, los correos entre los dialogantes muestran que Ortega no cede mucho de lo que debe ceder para cambiar el clima económico del país y sus propias perspectivas más allá del corto plazo.

¿Qué recomendaría el apóstol de la revolución no violenta? Paciencia Activa recomienda Gandhi. Se agencian nuevas y mejores circunstancias desde unos acercamientos entre toda la oposición que muevan mejor el tablero internacional y que exploten la siguiente ventana de oportunidad, cuando el gobierno presumiblemente más pobre y aislado, tenga que venir con la mente más abierta.

¿Una sumatoria de todo el artículo? Otra de Gandhi: La tasa de inteligencia (y no solo el sacrificio) son los grandes aceleradores del deseado desenlace.

El autor es director ejecutivo de Ética y Transparencia.

Opinión democracia Ética y Transparencia Nicaragua archivo
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