Aunque la banca de Nicaragua ha dado signos de mejoría, tras el golpe recibido por la crisis política, esta seguirá bajo presión el próximo año y posiblemente en el 2021 y por eso no hay expectativas de que la entrega de crédito se recupere totalmente.
Esa fue la advertencia ayer de Fitch Rating, que decidió mantener en perspectiva negativa a varios bancos y financieras que califica en Nicaragua, pese a que en días recientes al Gobierno le cambió la perspectiva de negativa a estable, pero no varió su nota.
En Nicaragua la agencia calificadora da seguimiento a tres bancos y dos financieras.
Para Fitch el entorno operativo de los bancos sigue siendo adverso, pese a que “las presiones macroeconómicas han disminuido significativamente en los últimos meses” y la cartera de depósito del sector financiero nicaragüense entre julio y octubre de este año ha crecido 4.2 por ciento, después de una fuerte caída entre abril 2018 y agosto de este año, de -29.3 por ciento el acumulado.
“Los bancos continuarán siendo presionados por los efectos restantes de una contracción económica por segundo año consecutivo”, que Fitch estima en 4.3 por ciento, superior al 3.8 por ciento en el 2018.
Pero además la banca se verá presionada por “la incertidumbre sobre el desempeño de la economía en los años 2020-2021 ante los eventos políticos y sociales prevalecientes en el país, que , en opinión de Fitch, retrasará la recuperación del crecimiento del crédito y los indicadores financieros en general”.
A la agencia calificadora le preocupa especialmente la calidad de los préstamos. “El alto deterioro de la cartera de préstamos durante 2019 (tasa de morosidad del 3.41 por ciento a junio de 2019), los préstamos reestructurados y los cargos por deterioro de préstamo serán las principales limitaciones para la recuperación rápida de la rentabilidad de la industria bancaria”.
Para Fitch aunque hay signos positivos en la captación de depósitos bancarios y el crédito en octubre ha comenzado a fluir, aún es prematuro afirmar que la banca ha entrado en una fase de recuperación sólida, por lo que consideró que aún falta seguir monitoreando la tendencia en un periodo más largo.
Tal es la profundidad del golpe de la crisis política en el crédito, que la cartera se redujo de 40.6 por ciento en abril del 2018 como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) a 29.1 por ciento, luego de 17 meses de contracción.
La agencia calificadora consideró, no obstante, que la banca nicaragüense tiene una posición de capital y liquidez acumula sólida, lo que es “un buen punto de partida para la recuperación, aunque esta recuperación aún está sujeta a las incertidumbres que prevalecen en el entorno operativo”.
Fitch advierte que a ese entorno negativo no escapan las instituciones financieras, cuyos indicadores se han visto fuertemente afectados, particularmente el de morosidad, que ha provocado pérdidas operativas y limitado la capacidad de financiamiento.
Lo que dijo el FMI recientemente
La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) constató que hasta septiembre el sector estaba afrontando algún tipo de dificultad para recuperar al menos el 18 por ciento de la cartera crediticia, por lo que consideró que la banca debe prepararse para utilizar parte del exceso de liquidez acumulado con el fin de afrontar choques.
De hecho, la misión admitió que “la menor actividad económica y la recuperación de préstamos ha impuesto una pesada carga sobre la calidad de los activos y las ganancias de los bancos”.
Entre los signos alentadores para la banca, el Fondo menciona que la salida de depósitos bancarios “parece haber tocado fondo”, aunque también hay signos de que se está tratando de contener el aumento de la mora y los créditos reestructurados, por lo que recomienda hacer un esfuerzo para evitar “un deterioro adicional de la calidad de los préstamos”.
Durante varios años el sistema financiero nacional gozó de una saludable calidad de la cartera de crédito en Nicaragua, lo que permitió que la entrega de este creciera incluso a un ritmo superior del 20 por ciento. Además a nivel de Centroamérica, la tasa de mora era la más baja, inclusive inferior a la media de la región.