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CONTENIDO EXCLUSIVO.La muerte del mayor del Ejército de Nicaragua, Oscar Emilio Estrella López, fue originada por una “discusión tonta”, así lo dijo uno de los testigos del crimen.
Era el 12 de marzo de 2002, y la Zona Rosa de Managua estaba ubicada en la Carretera a Masaya, enfrente del Colegio Teresiano. La calle era demasiado angosta para el tráfico que todas las noches había en el concurrido sector. El bar y restaurante Conchas Negras estaba ubicado en esa parte de Managua. De allí salió el mayor Estrella, a las 12:30 de la noche del 13 de marzo de 2002.
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Se montó en su camioneta Nissan blanca, de tina, para dirigirse a su vivienda en la colonia Edgard Lang, pero una camioneta Nissan Patrol roja, le obstruía el paso.
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El mayor Estrella, de 42 años, y quien laboraba para la Dirección de Logística del Ejército de Nicaragua, tenía la preferencia del paso. Pero el conductor de la camioneta roja, no quiso cederlo.
Después de dimes y diretes, ofuscado el militar bajó de su camioneta para discutir con el otro conductor. Ese fue su error. Eduardo José Lacayo Rodríguez lo esperaba para abrir fuego contra Estrella. Disparó dos veces con un arma 9 milímetros. Una de las balas impactó en el cuello del mayor, la otra fue a parar en una ventana del restaurante Conchas Negras.
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El pistolero huyó, pero las placas fueron anotadas por un taxista. El militar fue trasladado al Hospital Manolo Morales (Roberto Calderón), donde media hora después falleció.
“Se camiseó”
Lacayo Rodríguez fue detenido y enviado a los tribunales. El caso fue ventilado en el Juzgado Quinto de Distrito del Crimen de Managua.
En la audiencia, el pistolero adujo que actuó en defensa propia, ya que él vio que Estrella “se camiseó”, como buscando un arma y por eso había disparado.
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Pero cuando fue interrogado por la Policía, Lacayo Rodríguez nunca dio esta versión. Más bien había declarado que disparó por segunda vez a Estrella, cuando este se agachó, según reportes periodísticos de la época. Lacayo disparó desde la camioneta de la ONG en la que le laboraba como conductor. El arma tampoco era suya, supuestamente pertenecía a su jefe, quien no se encontraba en el país.
Lacayo, originario de Managua, escondió el arma debajo de un colchón, pero fue cuestión de horas para que la Policía del Distrito Cinco lo capturara.
El dictamen de Medicina Legal confirmó que el disparo que mató a Estrella fue hecho a una distancia de 60 centímetros. El disparo se alojó cerca del cuello y no tuvo orificio de salida, lo que ocasionó que Estrella se ahogara con su sangre.
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En la audiencia, el pistolero también declaró que Estrella se le había abalanzado y hasta le había gritado: “Te voy a matar hijo de p…”.Y fue cuando Lacayo usó el arma, supuestamente para amenazar al militar, “pero, cuando levanté el arma este se me lanzó y forcejeamos. Él me agarró la mano y hubo una detonación”, declaró el conductor en audiencia.
La teoría de Lacayo y su defensor era que había actuado en defensa propia, aun cuando el militar no había sacado ningún arma.
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El 25 de marzo, la juez Quinto de Distrito del Crimen de Managua, Ángela Dávila Navarrete, le dictó auto de prisión a Lacayo por el delito de homicidio.
Días antes, la Policía Nacional había realizado la reconstrucción del crimen. La camioneta en la que iba el pistolero había quedado con una parte chopeada, ya que al momento de huir, Lacayo impactó contra la camioneta del mayor.
Solo estuvo cuatro años
Eduardo José Lacayo Rodríguez fue condenado a ocho años de presidio por el crimen del mayor Estrella. Las penas en ese entonces rondaban entre los 6 y 14 años.
El 24 de mayo de 2006, una juez le dio el beneficio de libertad condicional, por lo que el reo solo tenía que llegar a firmar cada mes a la Oficina de Presentación Periódica a los Juzgados de Nejapa.
Por tanto, solo estuvo cuatro años preso en la Modelo de Tipitapa. El resto de la condena solo firmaba, hasta junio de 2009, cuando se cerró el caso por cumplimiento de condena.
Familia emigró a Rusia
Cuando murió, Oscar Estrella tenía 42 años. Su familia era originaria de Potosí, Rivas, pero él se había criado en la colonia Tenderí, de Managua. Era el segundo de cinco hermanos.
Después de unirse al Ejército de Nicaragua fue enviado a Rusia para continuar con sus estudios. Fue allí donde conoció a Irina Kolischensko. La pareja se casó y ambos viajaron hacia Nicaragua.
El matrimonio se estableció en la colonia Edgard Lang, cerca de los Repuestos Bóer, en Managua.
Tuvieron dos hijas, las que al momento de la muerte del militar, tenían 15 y 5 años.
Los vecinos de la colonia no olvidan a “la rusa” y a la tragedia que le tocó vivir en nuestro país.
Valentina Mayorga recuerda que cuando mataron a Estrella, la mamá de Irina, vino de Rusia para acompañar a su única hija. Al año o antes, la viuda se fue a Rusia con sus dos hijas.
Otra vecina que recuerda muy bien a Kolischensko es Auxiliadora Angulo.
“Ella no tocaba el tema, fue un golpe muy duro para ella. Venía mucho aquí, a llorar”, dice sobre Irina, quien no tenía familia en el país.
A la extranjera le costaba hablar español, pero lo intentaba. Según los vecinos, con Estrella se comunicaba en ruso, porque él lo había aprendido bien cuando estuvo estudiando.
La casa donde vivía la pareja fue vendida y los vecinos no volvieron a saber de “la rusa”.
La antigua Zona Rosa de Managua quedaba ubicada en Carretera a Masaya, allí fue donde cayó el cuerpo de Oscar Emilio Estrella, un miembro del Ejército de Nicaragua al que le dispararon luego de una discusión.
Ascenso reciente
Cuando Oscar Emilio Estrella fue asesinado, acababa de ser ascendido a mayor del Ejército de Nicaragua. También acababa de ser nombrado como el jefe de la Dirección de Logística del Ejército.
El padre de Oscar Estrella todavía vive en la colonia Tenderí. Don Antonio Estrella no recuerda a cuántos años fue sentenciado el pistolero Lacayo.
“Sabemos que al inicio lo pusieron preso, pero hay influencias de por medio. Él tenía uno, dos, tres abogados. Nosotros no podíamos hacerle competencia. Por eso se lo dejamos a Dios”, dice resignado, 16 años después del crimen de su hijo.
“No tenía fondos mi familia”, agrega el patriarca de los Estrella.
Un amigo del Ejército los estuvo ayudando con la defensa, pero luego no supieron qué pasó con el caso. “Se lo dejamos a Dios”, repite don Antonio. “No supe cuántos años le dieron (al pistolero). Nosotros se lo dejamos a Dios. No podíamos hacer nada, ¿qué remediábamos? Por eso nos olvidamos (del caso)”.
A las hijas del militar, Kenia, la mayor, y Ana Lidia, no las volvieron a ver desde que se fueron a Rusia. En la actualidad tienen 31 y 21 años.
William Estrella, hermano del fallecido y quien vive fuera del país, declaró vía telefónica que a los juicios nunca los dejaron entrar.
El Nuevo Diario reportó en mayo de 2002 que hubo algunas anomalías en el proceso del jurado en el caso Estrella.
Una secretaria del Juzgado Quinto del Distrito del Crimen de Managua denunció ante la Inspectoría Judicial, que había llamado a tres de los jurados del caso para recordarles la presentación al juicio y que estos le habían dicho que alguien los había llamado anteriormente para informarles que se había suspendido la vista, para que no se presentaran.
“En vista de eso, la juez Ángela Dávila, por transparencia suspendió la vista pública, porque lo ocurrido revelaba que sospechosamente alguien filtró los nombres de los jurados elegidos para conocer el juicio de homicidio doloso en perjuicio del mayor del Ejército, Oscar Emilio Estrella”, se lee en el diario.
Nunca se supo en qué paró la investigación de Inspectoría Judicial. Lo cierto es que Eduardo José Lacayo fue declarado culpable y condenado a ocho años de presidio, con lo cual no tenía derecho a ningún beneficio, ya que el reo que era condenado a presidio era por delitos graves.
En la legislación actual, ya no existe la figura de presidio, solo de prisión.