La escena de un video viral que me mandó un amigo no podía ser más extraña y elocuente: en estos días navideños un ciudadano de gruesa envergadura vestido de Santa Claus da persecución a una patrulla policial de la ciudad de Irving, Texas, y con el insistente cambio de luces de altas a bajas, le hace señal de detenerse.
El policía detiene la marcha desconcertado, pero no desconfiado, mientras el “Santa Claus” se baja del auto civil rojo en persecución de la patrulla policial y le dice que le quiere dar un reconocimiento a su abnegada labor de protección a la ciudadanía: una tarjeta de regalo VISA, válida por bono navideño de hasta 100 dólares, para comprar algún regalo para su hogar.
La escena se repite una y otra vez con otros policías, alguno le dice al Santa “no se si aceptarlo”, pensando que quizás recibirlo sea un beneficio incorrecto, algo así que aquí llamaríamos una “mordida”, Santa le responde “deberías aceptarlo, ya ha sido aprobado”. No podría haber sido una mordida porque el auto de Santa no cometió ninguna infracción ni fue detenido por la policía, sino al contrario.
A otro policía, igualmente sorprendido le dice Santa: “Te diré por qué te hemos detenido, los de la agencia ‘Freedom Mazda’ (una concesionaria de autos) queremos decirte que apreciamos y valoramos lo que haces cuando andas con el uniforme y pones tu pellejo en la línea para protegernos”. El policía le estira la mano al Santa y este le reclama: “Eso es todo, ¿un apretón de manos? ¿Se puede bajar del carro por favor?…”. El policía sonríe, se baja de su patrulla policial y se funde en un caluroso abrazo con el benevolente Santa.
He descrito estos hechos registrados en el video para hacer el punto de que cualquier similitud (si existiera alguna) entre la policía de Irving y la policía de Managua, sería pura casualidad. En Nicaragua no podemos concebir un auto o un ciudadano persiguiendo a un auto policial, sería temerario; mucho menos, para darle un regalo navideño en agradecimiento por sus servicios prestados.
Un amigo italiano a quien le reenvié el video de la recompensa ciudadana a la policía ideal, me comentó: “Aquí le pediríamos que se mantengan a la larga para no desestabilizar y amedrentar a la ciudadanía. En Italia, cuando hay marchas, la policía más bien debe de mantenerse a prudente distancia porque su presencia es ya un acto de provocación, aquí es algo más que eso”.
Hubo una época en Nicaragua, ya pasada lamentablemente, en que la policía estaba más cerca de su pueblo y alguna escena de reconocimiento o recompensa social a su labor, era posible. Nunca más, ahora la policía —como lo vimos en un video viral que circuló la tarde del sábado 21 para la boda de una hija de Ortega— tiene la tarea primordial de agotar cualquier recurso, para proteger y servir a la dictadura absolutista.
El autor es periodista, exministro y exdiputado.