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Un año de dolor y esperanza

El año 2019 se ha cerrado con la alegría nacional causada por la excarcelación, este lunes 30 de diciembre, de 91 de los 148 presos políticos que hasta el día anterior había reportado la Alianza Cívica por la Democracia y la Justicia.

Entre los excarcelados figuran todos los miembros de la “banda de los aguadores”, llamados así por su propia decisión, porque fueron encarcelados el 14 de noviembre cuando llevaban agua a las madres de presos políticos que estaban en huelga de hambre en la iglesia de San Miguel, en Masaya.

La excarcelación de los presos políticos es un triunfo de la resistencia democrática cívica de Nicaragua, cuya prioridad ha sido y es la lucha por la libertad de todos los presos políticos. Y también es, sin duda, un resultado exitoso de la presión internacional y las gestiones diplomáticas, sobre todo la del Nuncio Apostólico y representante del papa Francisco en Nicaragua, monseñor Waldemar Sommertag.

Quisiéramos, por el bien de Nicaragua, que la excarcelación de los presos políticos fuese también una señal del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, de que están dispuestos a caminar en la dirección de crear las condiciones políticas y el marco legal apropiados, para la búsqueda de una solución democrática de la crisis sociopolítica de Nicaragua —como lo demanda el pueblo nicaragüense y lo pide la comunidad internacional—, mediante la celebración de elecciones auténticas de conformidad con los estándares internacionales.

Pero en todo caso, la excarcelación de los presos políticos es un cierre alentador del año 2019 que ha sido de dolor por la implacable y feroz represión de la dictadura orteguista, aunque también de incansable resistencia democrática cívica, y de esperanza en que pronto terminará la noche oscura y Nicaragua volverá a ser un país libre y democrático.

La esperanza es un sentimiento superior que combina la fe con la convicción y la certeza de que una situación dolorosa como la actual, terminará inevitablemente y que las justas aspiraciones de paz, libertad, democracia y prosperidad se convertirán en realidad.

En este sentido, la mayor esperanza del pueblo nicaragüense es que después de la dura experiencia que ha sufrido desde enero de 2007, agravada por la sanguinaria represión del régimen orteguista contra el estallido social de abril de 2018, en Nicaragua ya no habrá lugar para que se instaure otra dictadura.

El pueblo nicaragüense ha demostrado siempre, no solo en este año 2019 que ahora termina, que no soporta a las dictaduras y que su deseo es vivir en libertad y gobernarse democráticamente. Así lo ha demostrado mediante insurrecciones populares, como la que derrocó a la dictadura somocista, o por medio de la insurrección cívica y la resistencia pacífica que está haciendo ahora para quitarse de encima a la dictadura orteguista.

Llenos de esta esperanza deseamos a todos los nicaragüenses de buena voluntad, que el año 2020 nos lleve o acerque más a la conquista de la libertad, la democracia y la justicia.

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