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Edgard Rodríguez C.

Zona de Strikes: Don Larsen la más inesperada leyenda yanqui

Don Larsen tenía todo para pasar inadvertido como jugador de beisbol, pero en cambio, lanzó un Juego Perfecto en la Serie Mundial y se inmortalizó

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Don Larsen era el lanzador más improbable para alcanzar la excelencia. Había saltado de una dificultad a otra y sin embargo, en octubre de 1956, tocó el cielo desde el montículo con un Juego Perfecto en la Serie Mundial y se convirtió en leyenda.

Para entender los contrastes en la vida de Larsen, fallecido este martes primero de enero, no había que ir muy largo. En el mismo clásico de otoño en el que logró inmortalizarse con su joya ante los Dodgers, venía de ser apaleado dos días antes.

En el segundo duelo de la serie, Larsen había resistido un solo episodio y tolerado cuatro carreras en un partido que perdieron los Yanquis 13-8 ante los Dodgers, pero con dos días de descanso, regresó para lanzar un Juego Perfecto en el quinto desafío.

Fue una labor tan inesperada como espectacular, tan admirable como increíble y tan estremecedora como venerable, que incluso, 63 años después de ejecutada, provoca la misma mezcla de asombro y sorpresa entre los seguidores del beisbol.

No obstante, el Perfecto de Larsen sirve para mostrarnos que las hazañas no son patrimonio de las grandes estrellas del deporte, sino de quien alcanza una inspiración suprema como lo consiguió él aquella tarde del lunes 8 de octubre de 1956.

“Ese día tenía una clase de control como nunca antes lo había tenido”, dijo el pícher al también legendario Bob Costas de la NBC en 1998. Tampoco lo tuvo después, al extremo que dos campañas más tarde fue cambiado por los Yanquis.

Tras ganar 103 juegos en 1954 y quedar fuera de la Serie Mundial ante Cleveland, que ganó 111 partidos, el gerente de los Yanquis, George Weiss, decidió renovar la rotación de abridores y adquirió a Bob Turley y Billy Hunter de los Orioles, con Larsen de relleno.

Ese año (1954) Larsen había terminado con marca de 3-21 y 4.37, así que no era ningún refuerzo, pero dos de esos tres triunfos habían sido ante los Yanquis y eso gustó a Weiss y al mánager Casey Stengel para agregarlo al paquete, pero las cosas no iniciaron bien.

Larsen se presentó en 1955 con dolores en el hombro y fue enviado a las Ligas Menores por los Yanquis. Él se molestó y se fue a su casa. Luego cambió de parecer y se reportó una semana después a Denver, para terminar el año con 9-2 y 3.07 en las Mayores.

Un año después, cuando terminó la temporada con 11-5 y 3.26, hizo la faena que definiría no solo su carrera, sino su vida: lanzar el Juego Perfecto. No hizo nada más, pero no necesitó nada más. Su obra sobrevivirá a su vida, concluida a los 90 años.

Aquella tarde, Larsen utilizó 97 lanzamientos para eliminar uno a uno a los 27 bateadores de los Dodgers y solo Pee Wee Reese, en el primer episodio, logró llegar a tres bolas ante Larsen, cuya mayor debilidad, era precisamente su falta de control.

Después de conseguir el último out a través de un ponche cantado ante el emergente Dale Mitchell, Yogi Berra, su receptor, corrió hacia la colina y se le enganchó en su cintura, para perennizar la imagen de más impacto en la historia de las Series Mundiales.

Larsen fue contratado para hacer publicidad y giras por diversos Estados de la Unión Americana, pero luego detuvo sus viajes para no alterar su rutina hacia el año 1957, en el que por cierto, para mostrar sus contrastes, lo inició con una rápida explosión en 1.1 inning ante Boston.

El lanzador imperfecto, terminó su carrera con balance de 81-91 y 3.72 durante 15 temporadas jugadas para siete equipos distintos. Su estadía de cinco años con los Yanquis, fue su mejor época, al extremo de coleccionar balance de 45-24 y 3.70 en 129 juegos, 90 de ellos como abridor.

Sin embargo, su Juego Perfecto lo hizo más famoso que muchos astros que están en el Salón de la Fama, aunque a él no lo hubieran tolerado ni en la acera de la instalación situada en Cooperstown. Un cáncer en el esófago terminó con su vida, pero su leyenda persiste.

Edgard Rodríguez en Twitter: @EdgardR

 

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