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Abusos de las líneas aéreas

En ciertas épocas del año llamadas “temporadas altas”, las aerolíneas suben considerablemente los pasajes. En diciembre, un boleto Managua-Miami-Managua, que en clase turista normalmente vale unos 500 dólares, llegó a 1,200 en una aerolínea estadounidense. Managua-San José-Managua normalmente vale unos 350 dólares, pero subió a 1,099 (por 40 minutos de vuelo). Madrid-San José-Madrid en una aerolínea española, normalmente vale unos 1,150 dólares y subió a más de 2 mil.  

Aducen que es parte del libre mercado donde rige que “a mayor demanda, mayor precio”. Pero, además, el pasajero pierde todo su dinero o paga fuertes penalidades por cancelar su vuelo o hacer cambios. Contrario a las aerolíneas que cancelan y cambian a su conveniencia con todas las ventajas.

Miles de personas compran sus boletos con meses de anticipación, pagando el total del precio fijado por las aerolíneas. Pero cuando muchos llegan al aeropuerto les dicen que han sobrevendido y que no pueden viajar en el vuelo del día y hora que el usuario compró. 

Esa sobreventa raramente se da en “temporada normal” porque si se solicita un boleto de X a Y ciudad y ya están vendidos todos los cupos, se refleja en el sistema computarizado de la línea, y si no hay cupo no venden boletos.

Pero en temporada alta abundan los casos de sobreventa. Sabemos que cuando la demanda es grande y hay personas dispuestas a pagar hasta el triple, aumentan el precio y sobrevenden a sabiendas, nunca por error. El día del vuelo les dan los cupos a los pasajeros que pagaron más y se lo niegan a quienes pagaron menos, aunque compraron de primero. 

Por razones de espacio pondré solo dos ejemplos: Una aerolínea colombiana anunció en Miami el 19 de diciembre que el vuelo tenía sobreventa. A una familia le ofrecieron quedarse para el día siguiente con una compensación “aplicable a futuros viajes”. Sus boletos y cupos fueron pagados meses antes, pero sus asientos se los dieron a los que compraron después, porque pagaron más. Con todo y la compensación, la aerolínea obtuvo mayor ganancia.

En Madrid, el 20 de diciembre, dos jovencitas estudiantes tenían sus boletos comprados en una aerolínea española varios meses antes para viajar a San José, Costa Rica, y en el aeropuerto, con su equipaje listo, sus planes y sus ilusiones, simplemente les dijeron que había sobreventa y que las dos quedaban en “lista de espera indefinida”. ¿Alternativas? ¡Ninguna! 

Al final no viajaron pues, cuando hubo cupo, ya no tenía objeto su viaje planeado para determinada fecha. Sin ofrecerles ninguna compensación solo les dijeron que con sus boletos podrían viajar más adelante. 

Los motivos para viajar son infinitos y los daños que una cancelación por sobreventa u otros motivos, como retrasos o cancelación de vuelos, pueden causar, son incalculables. ¡Quizá no tengan precio! Es absurdo que las leyes sean excesivamente tolerantes con las aerolíneas. Deben ser cambiadas en cada país, protegiendo al usuario, prohibiendo absolutamente la sobreventa y estableciendo sanciones más fuertes. 

Las aerolíneas usan contratos con difícil acceso para leerlos y los pasajeros, sin saberlo, renuncian a muchos derechos. Pero en algunos países las leyes de protección al consumidor consideran nulas ese tipo de renuncias.

Inexplicablemente hay países que, cuando la aerolínea prevé que podrían algunos pasajeros cancelar su viaje, autorizan un 5 % de “sobreventa”, aunque con ciertos límites en el daño causado y algunas compensaciones legales a los pasajeros afectados. Habría que analizar las leyes de cada país para saber cuándo se violan los derechos del pasajero y a qué indemnización se tiene derecho. 

En Europa las aerolíneas deben devolver el valor del boleto más una compensación de entre 250 y 600 euros en efectivo (que deberían reclamar las estudiantes del caso en España). En Estados Unidos la compensación es entre 200 % y 400 % del valor del boleto de ida. Pero la mayoría desconoce sus derechos y se contentan con mucho menos: con lo poco o nada que las aerolíneas les ofrecen.

Los pasajeros afectados, si las aerolíneas no les responden, deberían llevar sus casos a juicio. En todas partes hay abogados que aceptarían llevarlos por un porcentaje de la indemnización. Con demandas, sentando precedentes, podrían disminuir estos abusos.

El autor es abogado y analista político.
www.adolfomirandasaenz.blogspot.com

Opinión abusos lineas aéreas archivo
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