Cuando las rachas de viento alcanzan velocidades de hasta 70 kilómetros por hora y se encuentran con suelos descubiertos de vegetación, se levantan nubes de polvo que pueden afectar hasta el centro de León, como sucedió el jueves reciente. El aire se tiñe de amarillo y la piel y garganta empiezan a picar debido a las tolvaneras, que afectan al occidente del país.
En el kilómetro 84 de la carretera Managua-León, un bus amarillo con ruta Nagarote-León enciende sus luces al transitar por una densa nube de polvo que se aviva cada vez que un tractor avanza en un campo productivo de la zona. Otras mujeres y hombres que van en bicicleta tratan de cubrir su nariz con sus camisas, para evitar absorber las partículas de tierra.
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Las tolvaneras no son un problema reciente en León, pero los habitantes consultados por LA PRENSA creen que este año se han intensificado.
Los suelos descubiertos sumado a fuertes rachas de viento son los ingredientes perfectos para que se produzcan tolvaneras, que afectan principalmente la zona de occidente de país. @laprensa pic.twitter.com/DgTmtvzUrb
— Cinthya Torrez (@cinthyabri) January 10, 2020
El agrometeorólogo del Centro Humboldt, Agustín Moreira, explica que actualmente ha habido mayor circulación de viento a bajo nivel, lo que favorece que se genere la erosión eólica o tolvaneras. Esta consiste en el transporte de material del suelo levantado por las fuertes rachas de viento.
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Moreira asegura que la velocidad del viento y la constancia de este es clave para que se produzcan las tolvaneras. En esta zona del país, las rachas promedian de 50 a 70 kilómetros por hora, producto de los vientos alisios, que caracterizan las condiciones climáticas propias de esta época del año.
El experto explica que las zonas que no cuentan con cortinas rompevientos y tienen un alto nivel de erosión, son más propicias para que ocurran las nubes de polvo. El impacto de este problema es de vieja data y ha estado relacionado a la actividad productiva de la zona.
La siembra de algodón en su momento y el actual cultivo de maní son factores que afectan los suelos.
Doña Lidia Velásquez, del barrio Fundesi, considera que los productores no han tomado las medidas necesarias para evitar las tolvaneras, que se agravan también por los procesos del despale. Ella tapa el agua, los alimentos y los trastes en su casa, para mantenerlos alejados del polvo.
En la casa de María Esther Aguilar, en el reparto Cartonera, ubicado en el kilómetro 97 de la carretera León-Chinandega, es difícil cocinar y comer sin polvo, a la par están haciendo obras de remoción de tierra por una construcción, y pese a que riegan, con los vientos las tolvaneras son el pan de cada día. Verónica Hernández también vive en el mismo reparto que Aguilar y asegura que “a veces no se puede ni cocinar por el polvo”.
“Ahora está peor”, dice, en referencia a las nubes de polvo que tienen que soportar a diario. Cuenta que el agua la mantienen tapada, pero el polvo se filtra. Ella, al igual que otros consultados, expone que las tolvaneras les provoca comezón en la piel y los vulnera aún más ante enfermedades respiratorias.
Afectaciones por vientos
El régimen orteguista aseguró que se han reportado pérdidas de techos en viviendas y caída de árboles en diferentes zonas del país. La vicepresidente, Rosario Murillo, dijo en su comunicación habitual del mediodía que los daños por la intensidad de los vientos ocurrieron en La Paz Centro, Masatepe, San José de Cusmapa, Jinotega, Jinotepe, entre otros. Por su parte, el pasado martes, la Fuerza Naval del Ejército de Nicaragua informó la suspensión de zarpes a las embarcaciones menores debido a que están monitoreando un mal tiempo, comprendido del 7 al 12 de enero.
