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"Ya tenemos un atraso económico de nueve años. Para recuperarnos pueden pasar fácilmente trece o quince años". LA PRENSA/ÓSCAR NAVARRETE

“Ya tenemos un atraso económico de nueve años. Para recuperarnos pueden pasar fácilmente trece o quince años”. LA PRENSA/ÓSCAR NAVARRETE

Néstor Avendaño: “En 2020 habrá más pobreza, más emigración y menos producción”

En esta entrevista Avendaño nos augura un año difícil. El economista ofrece consejos de cómo administrar el dinero en tiempos de “vacas flacas”. Además, habla de la política económica del régimen orteguista, los intentos de diálogo y las sanciones.

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Nos recibe en su despacho con dos hojas hasta arriba de números e indicadores económicos de los últimos cinco años. En esta entrevista Néstor Avendaño nos augura un 2020 con más desempleo, migración y pobreza si no se resuelve la crisis política.

Además, habla sobre los intentos de diálogo, las sanciones, las reformas al Seguro Social y los graves errores de la política económica del régimen de Daniel Ortega.

Entramos a 2020 con mucha incertidumbre.
Este será otro año de caída económica en Nicaragua. Creo que la solución al problema en el ámbito económico no es posible sin una solución al problema político. No existe confianza entre los agentes económicos del país. Los consumidores ahorran y no gastan, los empresarios ahorran y no invierten y el gobierno ahorra. Congela el gasto.

¿Esto es positivo o negativo?
Esta cuestión es inadmisible desde el punto de vista de la teoría económica. Ya que si queremos reemprender un crecimiento económico en Nicaragua, por supuesto considerando una solución al problema político, la vía casi exclusiva de cortísimo plazo para emprender esa marcha se llama inversión pública. La confianza no se recupera rápidamente. Puede haber una solución al problema político, pero siempre estará el “detente inversionista”.

Suena a que estamos en un pozo sin salida.
Lo digo no con ánimo de crear molestia a los servidores públicos, pero que recuerden la teoría económica. Mejor dicho, la macroeconomía. Digo esto porque cuando una economía entra en picada lo que hay que hacer es lo contrario a lo que ha hecho el gobierno. Hay que reducir tasas tributarias, aquí se elevaron. Ahora, con la empresa privada debió reducir las tasas de interés y aquí se elevaron. Hacemos las cosas al revés.

¿Qué piensa de los asesores presidenciales?
Los dos principales son exalumnos míos. Pero yo no le enseñé esas cosas.

¿A quiénes se refiere?
Al ministro de Hacienda y al presidente del Banco Central. Al señor Iván Acosta y el señor Ovidio Reyes, respectivamente. Buenos amigos, dicho sea de paso. La amistad no se puede corromper con el quehacer profesional. Serán disposiciones políticas. Hay un silencio gubernamental muy grande. Puede ser que los economistas estén ejecutando órdenes políticas o puede ser que ellos están al frente del problema y buscan por todos lados resolver los problemas de ingresos que tienen las instituciones.

¿Cree que podríamos vivir algo similar a la década de los ochenta?
No, no hay guerra. La guerra es devastadora y es uno de los responsables de la hiperinflación, la nuestra fue la cuarta hiperinflación del mundo en el siglo XX. Duró cuatro años, que fueron desde abril de 1987 hasta abril de 1991. No creo que tengamos una situación similar.

En las actuales circunstancias, ¿cuál sería nuestro peor escenario?
La apatía. Nuestro peor escenario es un estancamiento y un crecimiento horizontal. Así estamos hoy. En otras palabras, las caídas futuras no serán tan estruendosas como las que vimos el año pasado. Para el año 2020 estoy previendo una reducción de 2.7 por ciento del producto interno bruto (PIB). Es menor al 6.5 por ciento de caída que estimé para el 2019.

Igual es preocupante.
Lo que me preocupa como economista es que en la línea gráfica se observe como una ele en materia de crecimiento económico. Nos despeñamos y ahora seguimos en una línea horizontal. Eso es lo peor que nos podría ocurrir en materia de crecimiento económico.

¿De qué magnitud es el daño económico en Nicaragua?
El derrumbe económico equivale a una caída de nueve años. Esto se mide en términos de persona, y no en términos globales. Si lo llevamos a términos globales, por ejemplo, en 2017 el PIB en millones de dólares era de poco más de trece mil millones y ahora en 2020 estamos pronosticando once mil millones de dólares. Hablar de una caída de dos millones es no hablar de nada. La gravedad se mide en términos por habitantes y ahí tenemos un retroceso de nueve años. Así afecta a las familias este grave problema económico.

Los empresarios también deben estar resentidos.
Bueno, el capital es el factor más miedoso que existe. Hay un dicho que dice que solo hay algo más miedoso que un millón de dólares y son dos millones de dólares. El dinero huye y eso afecta a la inversión.

¿Era real ese crecimiento económico de los últimos años?
Ese avance notable era en gran parte influenciado por inversión extranjera directa (IED) que llegó a un máximo de poco más de mil quinientos millones de dólares en 2017. Esta inversión venía principalmente de Estados Unidos. Un 20 por ciento de la inversión extranjera directa venía de la primera economía del mundo. Así que la inversión extranjera directa era la principal fuente de recursos externos que tenía el país y, por lo tanto, era la principal fuente de apoyo a las reservas internacionales del país.

¿Y ahora cuánto es esa inversión extranjera?
La estimamos “grosso modo” en 500 millones de dólares. O sea, se fueron mil millones de dólares. No llegaron a Nicaragua ni para mantener constante el nivel observable. Por fortuna la inversión ya radicada en el país no se ha ido toda. Alguna se habrá ido. Mientras que la inversión nicaragüense prácticamente ha congelado su gasto de inversión.

Describa económicamente al nicaragüense medio.
Capacidad de inversión casi no tiene. Porque la mayoría de la población no devenga los más altos salarios de este país. La última encuesta de medición de vida, que es de 2014, indicó que el 75 por ciento de los nicaragüenses con todos sus ingresos que son remesas, premios de lotería o tasas de interés ganadas por depósito, no puede comprar una vivienda de interés social. Incluso con el subsidio que da el Estado. Menos ahora con crisis.

¿Entonces no hay que hablar de comprar un vehículo?
Hay que brindar educación económica. A veces los consumidores piensan que al comprar un carro están haciendo una inversión. Pero en realidad eso es consumo. En cambio, si lo compran para dar un servicio de taxi ahí sí es una inversión. Las remesas igual, sirven para consumo. En resumen, las personas en general no tienen cómo invertir. Estamos en un laberinto y no podemos salir de esto mientras no salgamos del problema político.

¿Cree que los asesores económicos están conscientes de este laberinto?
Probablemente. He escuchado el discurso público y aparentemente, o en la forma, capto que desean transmitir normalidad. Tienen derecho a hacerlo, porque salir con un discurso negativo produce más ruido y hasta pueden perder su puesto de trabajo estos funcionarios. Siempre he dicho que un presidente no debe hacerse rodear de aduladores. Debe hacerse rodear de personas que lo contradigan y que le digan lo que están observando. Se debe de respetar esa diversidad de opinión. Me atrevo a decir que aquí es como si existieran dos países: el que ven nuestros servidores públicos y el que ve nuestra población. Es necesario acercar a las partes, pero con gente de reputación y gente íntegra.

¿Las medidas económicas del régimen nos van a sacar de este agujero?
Al contrario, han profundizado la crisis.

Impresiona mucho escuchar eso.
Es que subir los impuestos es elevar la inflación y si hay una caída económica, es acelerar la caída de la producción. Cuando suben los impuestos en una caída en picada de la economía, se deja de producir más porque los costos suben. Los salarios permanecen congelados desde septiembre del año pasado. Nadie va a demandar los mismos volúmenes de producción a mayores precios. Así es como las reformas han profundizado la caída de la producción del país. ¿Qué hay que hacer? Bajar la tasa tributaria. El gobierno se comprometió a presentar una evaluación a las reformas tres meses después. Hasta el día de hoy no lo ha presentado. Pero los macroeconomistas sabemos que no fue positiva.

Con estos datos, ¿cómo valora usted la política económica de este gobierno?
Tiene aspectos criticables y otros que hay que reconocer.

Mencione uno que se deba reconocer.
La estabilidad macroeconómica. No se ha abusado en la emisión de dinero y eso hay que reconocerlo. También ha habido estabilidad en el tipo de cambio, igual ha estado estable la tasa de inflación. Hubo aceleración de tres puntos porcentuales en la inflación por la reforma tributaria, pero hay estabilidad de la tasa de inflación. Tampoco existen riesgos de un crack bancario. Hubo asistencia financiera del Banco Central con los bancos. Se impidió algo que podía venir, como lo es un crack financiero ante la fuga de depósitos que fue mayúscula.

¿Influyen las sanciones económicas en esta crisis?
Hasta el momento se han concentrado en personas y creo que solamente en dos instituciones: Bancorp y la empresa petrolera. Luego son sanciones individuales. A estas personas les afecta su modo de vida y el de su familia. Pero estas sanciones individuales no afectan la economía. Me preocupa que las sanciones este año puedan ser contra entidades. Eso sí puede hacer que la economía pueda sufrir más este año.

Desde el gobierno se da a entender que las reformas al Seguro Social funcionaron.
No. Fueron aplicadas durante un tiempo en que se caía el número de puestos de trabajadores que cotizan en la seguridad social. Más bien exprimió más a los que se quedaron y se perdió mucho más por los que se fueron. Tuvo resultados negativos y el déficit del INSS aumentó.

Es difícil entender tantas malas decisiones seguidas.
No se puede responsabilizar a una sola persona. Son varias las que toman estas decisiones. No estoy dentro del círculo y no sé quiénes son, por eso no puedo decir nada.

¿Qué medidas tienen que tomar los más pobres?
Hay que saber gastar el dinero en tiempo de crisis y en tiempo de bonanza. Gasten lo mínimo que se requiera para mantener condiciones básicas estables en el hogar. Si les sobra algo, hay que ahorrarlo para momentos más difíciles. Habrá más pobreza, más emigración de la gente, menos producción, menos consumo, menos inversión, menos importaciones. Dicen que yo soy pesimista. Pero creo que para que la gente no se sienta atribulada, vamos a estar menos mal que el año pasado. El año pasado la economía cayó 6.5 por ciento, este año caerá 2.9 por ciento. Pero si vienen sanciones desde el exterior, corremos el riesgo de estar peor.

Da la impresión que lo que quiere el régimen es llegar vivo hasta las próximas elecciones.
Pero es que para llegar a las próximas elecciones no era necesario llegar a todo esto. Ya lo están haciendo. Prácticamente ya estamos en un año preelectoral y hay que organizar, reformar el Consejo Supremo Electoral. Cuando miremos ya estamos en campaña presidencial. Creo que la estrategia presidencial fue más bien disminuir el lapso transcurrido entre el fenómeno político y las elecciones y creo que lo ha logrado. También se lo ha facilitado la falta de entendimiento entre los opositores políticos. Eso es una ventaja para el político en el poder. Incluso es denigrante ver como algunos ya quieren figurar como candidatos sobre la sangre de tantos mártires. Es denigrante. Pero es la calidad moral que tienen los que estuvieron en la mesa de discusión.

¿Qué opina de la oposición dentro de las fallidas negociaciones?
Debieron haber dejado todo objetivo de figurar como candidato electoral y resolver el problema. Luego ya que las organizaciones eligieran a sus representantes a las elecciones. En cambio, aquí se enfocaron en ocupar la silla que el otro no quiere dejar. Yo siempre me río cuando dicen que Ortega es el causante de todo. No es solo Ortega, somos todos. Incluso yo, que estoy fuera de todo ese ruido, critico en forma constructiva pero no hay eco. Pero al menos siento que hice mi aporte a la búsqueda de esa solución.

¿Se puede resolver la crisis política con Ortega en el poder?
A un presidente no se le puede decir que deja la presidencia y se vaya. Si se quiere que se vaya, es con la fuerza y aquí no hubo fuerza. El Ejército no tomó esa posición. Solo se puede ir con un golpe de Estado o con una revuelta armada, pero aquí no se dieron esas condiciones, entonces solo queda la vía electoral. Creo que el presidente aceptó adelantar las elecciones en ese inicio del diálogo, pero se desquebrajó y no por culpa de una de las dos partes. Esto fue siempre por culpa de ambas partes.

¿Pero tiene Ortega que dejar el poder?
¿Y si gana las elecciones Ortega? Está obligado a solucionar el problema. Sería refrendado en el poder y no puede mantener este clima político, económico y social que no favorece ni a él. Recordemos que Daniel Ortega es muy distinto al de los años ochenta. El de los ochenta es político y militar. Hoy lo veo como un político y empresario. Así que son cosas distintas y mantener esta situación lo afecta a él. El gobierno es el gran coordinador nacional, cuestión que no la veo en este momento.

No lo está haciendo ahora, ¿qué cambia con volver a ser elegido?
Está obligado. Restablecer la confianza, llamar a todo mundo, no dividir, buscar coincidencias de pensamiento de cómo resolver los problemas. Me acuerdo de los años noventa, cuando se dio la gran concertación económica y social, algo parecido se necesita aquí.

Parece que no se está haciendo.
Por el mismo clima. Ese deterioro en las relaciones de los agentes económicos, especialmente entre el gobierno y el gran capital. Creo que el gobierno está trabajando con las pequeñas empresas. Pero estas no son sustitutas a como nos quieren vender de la gran empresa. Ahí escucho a los voceros del gobierno de que la economía crece y yo solo me pongo a sonreír. Ningún país ha crecido sobre la microempresa.

¿Cómo está esa relación entre los empresarios y Ortega?
Yo creo que ni se hablan. La última vez que se reunieron públicamente fue en la embajada de Estados Unidos, en febrero del año pasado.

¿Qué opina de los intentos de negociación?
Hablar, dialogar es lo más sano. Tienen que poner sus planes en la mesa, pedirle a la empresa privada que diga cuáles son sus planes. La mesa de negociación no la miraban como una mesa para solucionar lo económico, lo vieron como algo solo político. Se tenía que buscar como anticipar elecciones supervisadas nacional e internacionalmente con una reforma previa al Consejo Supremo Electoral. Era solo eso. Cuando miré, era una gran lista y eso fue una locura. Cuando miré una gran manifestación alrededor de esa mesa rectangular, eso fue otro gran error. Un diálogo se hace con no más de seis personas. Pero personas honorables y respetables. Ahí había de todo. Creo que fue un error hacerlo así.

Igual después volvió a fallar el otro diálogo con menos gente.
Por las posiciones, terquedades y la selección de personas que estaban ahí no fue adecuada. Escuchamos epítetos, irrespetos que no son positivos para un diálogo. No voy a decir nombres, ya la gente sabe quienes hablan bien y mal. Ese tipo de personas que no respeta y se burla no es digna de estar en un diálogo. Pero se tiene que dialogar, sin eso no hay luz clara en el horizonte económico de este país.

¿Cuánto tardaremos en recuperarnos?
Ya tenemos un atraso económico de nueve años. Para recuperarnos pueden pasar fácilmente trece o quince años.

Plano personal

Néstor Avendaño estudió economía en la universidad estadounidense Yale.

Durante 28 años ocupó diversos cargos en la administración pública.

Fue miembro del proyecto Matriz Insumo-Producto de Nicaragua 1974, del Banco Central.

Ha sido docente en por lo menos siete universidades de Nicaragua.

Participó en la investigación de la deuda pública en concepto de los Certificados de Negociación de Inversiones (Cenis).

La Prensa Domingo aporte a economía Néstor Avendaño archivo

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