La música suena y la gente que entra, ya es poca. No todas las graderías se han llenado, tampoco el área preferencial. De pronto por diferentes sectores se escucha “¡A qué hora!”.
Los presentes se empiezan a desesperar y a los pocos minutos se detiene la música y las luces también se apagan.
En seguida del escenario sale un hombre bastante joven con camisa manga larga y chaleco con lentejuelas, anunciando con buen ánimo y sonrisa, por medio de altoparlantes que la función va a empezar.
Se trata de Randall Morales de 37 años, socio y artista del Circo Infantil Americano de Nicaragua.
Morales, se crió en el circo y cuenta que dentro de esa gran familia, hay médicos, abogados, administradores de empresas, psicólogos, entre otros profesionales. Él aparte de ser presentador y animador, es malabarista.
Pedro Roxelin Velásquez, el único sobreviviente
El profesor Roberto Guadalupe Velásquez Blanco, los hermanos Morales, Gertrudis, Donald y Argelia, fueron los fundadores del circo al igual que los hermanos Roxelin (Pedro Rigoberto y Marlene).
De ellos, Pedro Roxelin Velásquez, de 71 años, es el único sobreviviente que se ha quedado a cargo del circo. Él, su hija Yesenia y su sobrino Randall, son quienes llevan las finanzas de la pequeña empresa que durante años ha hecho reír a cientos de miles de nicaragüenses.
En Ecuador y Panamá, la familia Roxelin, cuenta también con un circo. Randall ha viajado con otros circos por casi toda Latinoamérica y está consciente que por un error que se pueda generar en una función, por falta de protectores, le puede costar la vida al artista.
Gobierno da prioridad a circos extranjeros
La actual crisis económica, política y social, según Morales, dice que no les ha afectado, porque la gente asiste siempre a sus funciones, sin embargo destaca que el problema que a veces enfrentan, es que los gobiernos locales priorizan las plazas a los circos extranjeros y no a los nacionales, a cómo debería de ser.
“Estos circos vienen y cuando les va mal, ponen las entradas baratas y a nosotros por la competencia, nos toca también bajar el precio de las entradas. No crea, es difícil”, alega tristemente el artista.
Confía que el precio real de sus entradas oscila entre los 100 y 150 córdobas, pero que debido a la competencia desleal que se ha generado con los circos internacionales, se han visto obligados a bajar considerablemente el costo de las mismas.
Hay alcaldías que por una plaza cobran 15 y hasta 20 mil córdobas mensuales, pero ese dinero se vuelve impagable para los circos pequeños.
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“Las mismas autoridades locales, nos niegan permisos… y nos deberían de apoyar y muchas veces no nos quieren ni atender. Primero se mete una solicitud y cuando llegamos para que nos den una respuesta, nos dicen que ya hay otra”, indica el malabarista.
Morales y los suyos, consideran que en Nicaragua debería de existir una ley u organismo que regule el ingreso y costo de entrada de los circos internacionales. También esperan que haya más apoyo a los artistas nacionales.
Cuando la gente asiste a las funciones y las ganancias son buenas, el circo puede permanecer un mes en un municipio o departamento, pero cuando ocurre lo contario y el invierno se establece, quince días.
Salir del país para hacer sus presentaciones, no es prioridad para esa familia de artistas nacionales. Mover el circo de un lado a otra ronda entre 20 y 30 mil córdobas.
Primer circo fundado en 1945
El circo Infantil Americano de Nicaragua, desde su fundación en 1945 ha tenido varios nombres y por diferentes razones se los ha venido cambiando.
En sus inicios operó como Circo Roxelin, luego como Águila Roja, posteriormente como River Plate, Panamá y Guatemala. Para muchos payasos y artistas, ha sido una gran escuela.
Luis Roxelin y Clementina Velásquez, ambos fallecidos, son los padres de Pedro Roxelin Velásquez, y eran artistas de teatro, luego la pareja con su arte decidió probar suerte en los circos que venían a Nicaragua.
Luis, fue payaso y como comediante en el mundo circense, fue conocido como Míster Johnny, pero también aprendió a hacer acrobacias.
En cambio Clementina, agarró un poco de fama por amaestrar perros que obedecían sus órdenes.
Con sus hijos mayores y sin carpa, el matrimonio, con fecha no precisada, empezó a ofrecer espectáculo al público; y es así a como se independizaron de los demás circos que les brindó oportunidades.
En su caso Pedro Roxelin, asegura que dentro del circo, le ha tocado hacer de todo, pero que su especialidad ha sido caminar sobre la cuerda floja, practicar la acrobacia y domar animales salvajes.
Lleva 15 años de estar alejado de las pistas y por su avanzada edad, está más enfocado en los asuntos administrativos de su empresa.
Los Roxelin son originarios de El Sauce, León, pero algunos se quedaron a vivir en Managua. El payaso Pochi-Pochi, Donald Morales, quien falleció hace aproximadamente tres años, fue parte de esa empresa y el hombre era hermano de Pedro.
Incendio acaba con la carpa
En los años ochenta, el circo fue nombrado por el Estado de Nicaragua como circo nacional y en 1991 en el barrio Monseñor Lezcano, un incendió generado aparentemente por un cortocircuito en las instalaciones eléctricas, acabó con la carpa, por lo que un tiempo las presentaciones se hacían al aire libre.
En el circo Infantil Americano de Nicaragua, laboran 28 personas y las funciones casi no se repiten, siempre hay algo diferente. Los entrenamientos se dan por la mañana y las presentaciones por la noche. Una mona es el único animal que forma parte del show y un león, lo andan por exhibición.