José Guillermo Molina López se ganaba la vida como electricista, pero como todo diriambino, disfrutaba más en los campos de futbol.
Ahora tiene 50 años de edad y le parece muy poco aun dedicarle 28 de ellos a los campos y la pelota. “Quiero darle más a ese deporte que amo”, dice.
Don José cree que haber dejado su oficio de electricista para dedicarse al futbol ha sido la mejor decisión de su vida.
Molina es originario de Diriamba y se desempeña como docente de Educación Física en el Instituto público La Salle, pero además es entrenador de futbol en la Escuela de Talentos Negro Julio, donde devenga también un salario.
“El futbol y la educación física son mi vida, mi pasión. Son los dos motores que me han impulsado a seguir trabajando por la niñez y la juventud”, cuenta Molina.
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Molina es graduado de la carrera de Ciencias Sociales y Educación Física y su primera carrera fue la Electricidad Industrial. “Algunos años trabajé en eso”, explica.
Vocación
Destaca que como electricista independiente obtenía buenas ganancias en el mes, pero luego se dio cuenta que eso no era su vocación, sino la docencia. Como profesor de Educación Física, Molina lleva ya 22 años.
La humildad, según el docente, es lo que lo caracteriza y está anuente a recibir siempre críticas y consejos. Dice que no tiene de qué arrepentirse en esta vida y se declara realizado en las canchas de futbol.
“Si algún día llego a morir en un campo de futbol o dando clase en el colegio, yo voy a morir feliz”, sostiene.
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Trayectoria
Molina, a quien le apodan Memo Zorro, como técnico de futbol ha dirigido equipos de ligas menores y mayores.
En primera división estuvo a cargo del Xilotepetl y en segunda, del San Marcos. El año pasado en la liga primera fue parte del cuerpo técnico del equipo juvenil y mayor del Cacique Diriangén.
En el colegio donde labora, de lunes a viernes asiste por las mañanas y por las tardes se le ve impartiendo clases de futbol a los niños que llegan a la Escuela de Talentos. Los sábados en el campo Santa Cecilia dirige a los menores de la categoría Sub-6 y Sub-8 de la Academia González “Chalupitas”.
Quiere dejar huellas
Para don José, que uno de sus alumnos llegue a jugar en el Diriangén de primera división y que forme parte de la selección, es uno de sus sueños más preciados, pero está claro que por la edad de los niños aún falta mucho camino por recorrer.
“Yo soy un educador que me gusta enseñarle valores a los niños y pienso que el estudio va primero que el deporte. El deporte tiene que ser el empuje para ser mejores estudiantes”, detalla.
Mynor garcía
Para Molina, los niños siguen siendo el semillero de nuevos talentos y cree que los mejores jugadores de futbol a nivel nacional se forman en las escuelas o academias, así como en ligas menores, escolares y de barrios.
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El apoyo de los padres de familia, considera que también es fundamental para un futbolista que está en construcción.
Cuando fallezca, al docente le gustaría ser recordado como alguien que contribuyó al deporte y le encantaría que lo entierren con cohetes y música.
El seudónimo, cuenta que lo adquirió de su abuelo y padre Secundino Molina a quien le llamaban Cundo Zorro. Don José habita en el barrio Silvio González Mena. Es casado con la señora Juana Barraza Aguilar y le tienen dos hijas.