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Los desafíos de la Coalición

La opositora Coalición Nacional nació este 25 de febrero en un ambiente de cruda represión policial de la dictadura. Pero el parto fue exitoso a pesar de todo.

Lo que ha debido padecer esta alianza democrática nacional para nacer exitosamente, no ha sido solo el estado de sitio de hecho que impuso la dictadura ese día, y la feroz persecución y agresión que desató la Policía contra personas opositoras y periodistas independientes, inclusive la invasión armada a un centro comercial de Managua.

Todo el proceso de gestación de la Coalición Nacional ha sido muy difícil, por la complejidad de asociar en una sola entidad a una diversidad de ideologías, psicologías individuales y grupales, tamaño y fortaleza de las organizaciones y movimientos sociales y partidos políticos, visiones del futuro de Nicaragua, aspiraciones particulares de individuos y grupos, etc.

Sin embargo, los organizadores de la Coalición han podido vencer las dificultades, al menos en el primer tramo del camino hacia la meta común de llegar a la tierra prometida, como se puede decir que es la liberación de Nicaragua de la dictadura de Daniel Ortega.

La proclama constituyente de la Coalición fue suscrita por cuatro agrupaciones sociales y tres partidos políticos con personería jurídica: el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), el Partido de la Restauración Democrática (PRD) y el partido indígena Yátama, de ámbito regional en el Caribe de Nicaragua.

Quedan por unirse a la Coalición algunos partidos políticos y movimientos sociales importantes. En lo que se refiere a los partidos, ha quedado fuera —por ahora— Ciudadanos por la Libertad (CxL), que sin embargo de manera indirecta forma parte de la Coalición porque es aliado de la Alianza Cívica, uno de sus grandes patrocinadores. Además CxL respaldó expresamente a la Coalición, el mismo miércoles 25, mediante una declaración pública oficial.

También ha quedado fuera de la Coalición el Partido Conservador. Pero decimos que es por ahora, porque ambos partidos que gozan de personería jurídica y son del ámbito nacional, también podrían y deberían unirse a la Coalición. Los argumentos que expusieron públicamente para no hacerlo este 25 de febrero, no representan obstáculos insalvables. Además, aunque nadie es indispensable en la magna empresa política y social de sacar del poder a la dictadura, comenzar a restaurar la democracia y construir la nueva república en Nicaragua, todos los actores políticos y sociales democráticos son necesarios y su aporte —grande o pequeño— tiene que ser muy valioso y apreciado para alcanzar la victoria.

Unir a todas las fuerzas, salvo a las que por su propia voluntad quieran quedar fuera, es una tarea pendiente de la Coalición. Sin embargo esta tiene que enfrentar y resolver otros retos muy complicados, como adoptar un procedimiento democrático de autogobierno que asegure el mantenimiento de la cohesión interna; determinar y combinar correctamente los objetivos coyunturales y las formas de la lucha cívica; así como escoger de manera impecable a los candidatos, en caso haya las garantías indispensables para que se pueda y deba participar en las próximas elecciones.

Editorial Coalición Nacional Crisis en Nicaragua archivo
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