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El Gobierno debe escuchar a la Iglesia

Cuando la Iglesia Católica habla, es sabio y prudente poner atención. No existe mayor poder en el mundo que el de la Iglesia ni mayor autoridad moral que la del Papa. La fuerza de la Iglesia es mayor en regiones católicas como Latinoamérica, pero en todo Occidente, en el Medio y el Lejano Oriente, no solo entre los cristianos de todas las confesiones, sino también entre musulmanes, judíos, budistas… incluso entre muchos ateos, la voz del papa y de los obispos se escucha con respeto, porque no puede ignorarse el peso de la Iglesia.

En más de dos mil años de cristianismo ningún imperio, reino o gobierno ha prevalecido por encima de la Iglesia. La han perseguido a más no poder, pero inútilmente. Cuando a Stalin le aconsejaron no enfrentar a la Iglesia, burlándose preguntó: “¿Cuántas divisiones tiene el papa?” Stalin y sus sucesores del régimen comunista de Rusia ya no existen, mientras el cristianismo —que quisieron exterminar— hoy florece tanto en Rusia como en toda Europa Oriental, en las iglesias católica, ortodoxa y protestante. Se dice con acierto que la Iglesia siempre asiste al entierro de sus enemigos. En el camino de esos soberbios Goliat siempre aparece David presto a desafiarlos, y siempre es la soberbia de Goliat —más que la pedrada— la que tumba al gigante y decide la batalla.

Digo esto para ilustrar el valor que tienen las palabras de nuestros obispos o de aquellos en quienes ellos delegan; y la temeraria y trastornada actuación del Gobierno y sus seguidores atacándola. Las lecciones de la historia aconsejan no irrespetar ni mucho menos atacar a quien es la esposa de Jesucristo, con todas sus virtudes divinas y defectos humanos.

Interpretar lo que la Iglesia ha dicho simplemente como condenas al Gobierno, es caer en el error de parcializar su voz y reducirla a meras declaraciones políticas. La Iglesia no está interesada en la toma del poder político ni es enemiga del Gobierno. Pero le preocupa la situación del país, las violaciones a los derechos humanos, el sufrimiento del pueblo, el conflicto social y el deterioro económico. El Gobierno no debe sentirse atacado, sino exhortado. En vez de reaccionar con ira irreflexiva, haría bien en escuchar y procurar la solución pacífica que necesitamos en nuestra nación.

Hay preocupaciones legítimas que la Iglesia ha manifestado sobre asuntos que deben corregir los gobernantes. ¡Harían bien en escucharlas y darles la solución que requieren! Lo sabio y prudente es rectificar y abrirse al diálogo sincero y de buena voluntad que la Iglesia aconseja, como paso previo, urgente y necesario para la solución pacífica, democrática y electoral del conflicto.

Que el pueblo decida a quiénes quiere como gobernantes; y si el voto no les favorece a los actuales, deberán retirarse sabiamente y hacer una oposición constructiva, sin pretender “gobernar desde abajo”, evitando daños mayores a Nicaragua, a su propio partido, a su familia y a ellos mismos. Así podremos vivir todos en paz. ¡Escuchen con sensatez! ¡Todavía estamos a tiempo!

Es necesario que el Gobierno empiece a dar señales claras de buena voluntad: cesando toda represión, liberando a los presos políticos, permitiendo las manifestaciones pacíficas, devolviendo lo incautado y dando pruebas indudables de que tienen realmente la disposición de celebrar elecciones libres y permitir que se cumpla con el mínimo requisito de la justicia, como es la investigación imparcial para el reconocimiento público de la verdad.

Dice el papa Francisco que hay quienes tienen la nefasta idea de querer lograr y garantizar la estabilidad y la paz pretendiendo establecer una falsa seguridad basada en el terror, lo cual termina por envenenar las relaciones humanas impidiendo toda posible convivencia; hace más difícil ejercer la tolerancia y dificulta dialogar, con el riesgo de caer en la violencia, en un círculo vicioso que impide vivir en paz. (Cf. Mensaje del 1 de enero de 2020).

El autor es abogado y comentarista político y de temas religiosos.

www.adolfomirandasaenz.blogspot.com

Opinión Daniel Ortega Iglesia Católica Nicaragua archivo
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