Pese a que el clima soleado de este domingo reflejaba normalidad, el temor está latente entre los habitantes de los barrios Guililandi y El Muelle, en Bilwi, Caribe Norte de Nicaragua, quienes temen la llegada del huracán Iota en categoría 4 o 5, según lo ha alertado el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés) para este lunes 16 de noviembre.
En esta ciudad todavía son visibles los destrozos que dejó el paso de Eta a inicios de noviembre, que arrasó con la zona costera del municipio como huracán categoría 4. Ahora nuevamente sus comunitarios vuelven a experimentar la incertidumbre en medio de lo poco que les quedó. El NHC ha advertido que Iota podría tocar suelo nicaragüense siendo un “huracán inmenso y extremadamente peligroso“, por ello alertó a que “los preparativos para proteger la vida y la propiedad deben completarse rápidamente en las áreas de advertencia de huracán”.
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El huracán Iota llegará a la Costa Caribe Norte del país en medio del panorama desolador: las pangas fueron colocadas boca abajo, las palmeras caídas, mientras algunos grupos de miskitos escampan el sol en lo poco que les quedó de sus viviendas y otros intentan reparar los techos de las pocas casas que lograron quedar en pie.
Temen perder hasta la vida
Este domingo, los habitantes de El Muelle y Guililandi, dos barrios costeros de la ciudad de Bilwi, habitados en su mayoría por pescadores tienen temor y esperan las siguientes horas en zozobra.
“Esperamos que haya un milagro porque el primer huracán ya se nos llevó todo y con este lo que tenemos en la mente es que ya estamos muertos, nos queda esperar lo que suceda que solo Dios lo sabe. El que pueda salvarse que se salve y el que va a morir va a morir porque esto (huracán Iota) va a ser terrible”, expresó Diloni Manuel Cónoly, habitante del barrio El Muelle, mientras reconstruye con tablas lo que quedó de su casa.
Según Cónoly, la llegada del huracán Iota representa un peligro mayor debido a que considera que los barrios no van a soportar la embestida de este nuevo fenómeno. “Aquí las mujeres y los niños se van a refugio, solo los varones nos quedamos a cuidar lo poco que nos queda. Cuando es más fuerte la tormenta nos movemos en el último momento, pero por el momento los varones nunca se mueven de aquí”, apuntó angustiado.
Javier Zacarías es un pescador de la zona, de 34 años, quien perdió su vivienda ubicada a unos metros del mar, tras el paso de Eta. “Nuestro temor es que cuando venga de nuevo (el huracán), se nos lleve todo y ahora quedemos en la nada”, dijo Zacarías, mientras sostiene sus brazos, en referencia a lo poco que han logrado reparar tras el paso de Eta.
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Para Ricardo Rafael Rigby, de 39 años, el temor de él y de los habitantes de estos barrios costeros es que esta vez pueden haber pérdidas humanas debido a que se encuentran completamente desprotegidos. “Este huracán (Iota), viene más fuerte y ya las pérdidas materiales es lo de menos, pero la mayor preocupación es la vida humana porque después de más de una semana, nosotros no nos hemos recuperado todavía y nos esperamos lo peor”, aseguró.
Rigby sostuvo que aunque los miembros de la Fuerza Naval del Ejército ahora sí les informaron de la llegada de Iota, muchos de los habitantes de esos dos barrios, no han recibido ayuda ni respuesta del gobierno, por lo que se sienten desprotegidos.
“La gente aquí está haciendo lo que puede por sí mismo para sobrevivir, tratan de amarrar los zincs, intentan clavar los tucos de casa y buscan cómo conseguir agua porque, después que pasó el huracán (Eta) aquí, no ha habido respuesta del gobierno”, indicó Rigby.
Sin suministro eléctrico
Los habitantes de estos barrios costeros aseguran que desde hace 15 días no cuentan con energía eléctrica, lo que les dificulta más su supervivencia. “Aquí en El Muelle no tenemos energía desde que pasó el Eta, como 15 días, ahora que viene el Iota no sabemos cómo nos va a afectar. Han puesto el cableado y todo pero la energía nada. La gente queda a oscuras en la noche y la gente tiene que comprar sus candelas y foquitos para medio resolver”, manifestó Rigby.
En el casco urbano de Bilwi, aún se ven los estragos de Eta: árboles acumulados a orillas de las calles, viviendas sin techo, pobladores martillando en los techos de sus casas y otros movilizando víveres para resistir la embestida de Iota. De acuerdo, con el Centro Humboldt, Iota tiene vientos máximos sostenidos de 150 km/h con ráfagas más fuertes. Se espera un fortalecimiento rápido durante las próximas 36 horas. El huracán Iota se convirtió en el decimotercer huracán de la temporada de huracanes del Atlántico 2020.
Según Yubel Guillermo, una habitante de Wawa Bar, más de 300 personas de esa comunidad fueron evacuadas desde el sábado por la inminente llegada del huracán Iota. “Nosotros no podíamos quedarnos allá porque no hay nada, no tenemos casa, la comunidad está destruida y entonces cuando escuchamos del huracán (Iota), ya empezamos a evacuar aquí en Puerto Cabeza en un lugar seguro”, lamentó la mujer.
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La mayoría de comunitarios que han sido evacuados de Wawa Bar y Karatá, principalmente, han sido albergados en la universidad Uraccan y la Escuela Normal Gran Ducado de Luxemburgo mientras pasa el fenómeno. Ambos lugares están custodiados por policías quienes si ven tomando fotografías en la zona piden documentación.
“La situación aquí está más o menos porque por lo menos tenemos un poquito de comida y dónde dormir seguros. Yo estoy aquí con mi familia, cinco niños y cinco adultos, ojalá que no tengamos personas qué lamentar” culminó Guillermo.