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De teorías conspiratorias ¡líbranos Señor!

En la película Dr. Strangelove, de Kubrick, una catástrofe nuclear global es desatada por un militar que cree que su disfunción sexual es culpa de una conspiración comunista para contaminar sus preciados fluidos corporales.

Spoilers: Se destruye el mundo.

Existe un límite entre respetar las creencias ajenas y que las creencias ajenas te respeten a vos. Si tu vecino o tu jefe es budista, terraplanista, si cree en la Carretanagua, nunca te darán problemas siempre y cuando sus creencias no te afecten.

Pero si cree que el Covid-19 es un invento chino, que usar máscaras es innecesario y que la pandemia es parte de una conspiración socialista para meterte un chip-vacuna y convertirte en un proto-humano estéril y así erradicar a media humanidad al servicio de reptilianos liderados por George Soros, entonces esta persona podría no usar tapabocas en medio de una pandemia, no vacunarse y ponerte en peligro a vos y tu familia. Sus creencias te afectarán.

Para hacerte daño, una persona no tiene ni siquiera que conocerte. Tu vecino puede ser profesor de tus hijos, ejercer un cargo público tomando decisiones que te afectan, o tener espacio en un periódico y proliferar sus teorías conspiratorias sabiendo que muchos lectores no investigan, sino que confían en el medio y le creen.

Por eso un conspiranoico, en vez de citar a comunidades de médicos o científicos, lo que hace es citar blogs, canales de YouTube. Si algo refuerza sus creencias, lo considera evidencia, lo que no, lo descarta como fake-news.

Un conspiranoico cree fácilmente en teorías sin fundamento como un “Nuevo Orden Mundial” pero no cree, por ejemplo, en peligros reales como el Calentamiento Global, que lleva cincuenta años con datos comprobados y consenso científico. Otros creen que hay una “agenda globalista de izquierda liderada por feministas y oenegés que pretenden erradicar la familia”, porque les conecta directamente con el tema del aborto, que sin duda es un controversial. Pero al divulgar teorías conspiratorias, hace que se ignore el gigantesco trabajo que ha hecho la sociedad civil en temas de pobreza, desarrollo, salud, democracia, derechos humanos, violencia doméstica, pandillas y discriminación en un país como Nicaragua donde las condiciones son cada vez más difíciles.

Y muchos terminan atacando más a las oenegés en su totalidad que a la dictadura, que cada vez hace que el trabajo de desarrollo humano, cultural y educativo sea más complicado si queremos futuros líderes capaces de pensamientos críticos y alejados de todo fanatismo.

La película del Dr. Strangelove es ficción, pero teniendo líderes en el mundo que creen más en conspiraciones que en evidencias científicas, la humanidad estará eternamente al borde de que un maniático un día tenga el poder de destrucción y decida usarlo. La conspiración puede ser peligrosa.

Si promovemos una educación científica basada en evidencias, podremos evitar juicios erróneos y enfocarnos en los problemas inmediatos y reales, como tu vecino, que no usa tapabocas.

El autor es cineasta.

Opinión covid-19 Dr. Strangelove George Soros archivo
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