“Marisella fue una mujer luchadora, una guerrera de la vida”. Así recuerda doña Carmen Reyes a la mujer de 43 años, a quien ella un día acogió en su hogar como hija y quien el pasado sábado perdió la vida en un fatal accidente vial cuando se dirigía a su trabajo en Las Brisas, Distrito Dos de Managua.
Marisella Largaespada iba como pasajera en una motocicleta que conducía su pareja, un oficial de Policía, quien desatendió la señal de alto en la intersección entre el costado norte del Ministerio del Transporte de Infraestructura (MTI) y la esquina este del Instituto de Medicina Legal (IML).
“Ella primero impactó contra el muro perimetral del MTI y después rebotó contra los postes de aluminio del tendido telefónico”, relató Carmen Reyes, quien el domingo acudió al lugar de la fatalidad.
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Reyes señaló que en lugar de la desgracia vial quedó parte del cabello de Marisella Largaespada, las correas de su cartera y las huellas donde frenó el camión de una empresa de productos lácteos que embistió la motocicleta donde viajaba como pasajera la infortunada mujer.
Múltiples lesiones
Por la gravedad de las múltiples heridas que sufrió Largaespada los médicos forenses recomendaron que fuera sepultada de inmediato porque fueron muchas las lesiones que tenía, dijo Carmen Reyes.
“Fue tan fuerte el golpe que le desprendió un pulmón, tenía fracturas en un pie, una mano y fracturados los huesos del cráneo”, relató la madre de crianza de la mujer, quien se rindió ante la muerte después de 15 horas de agonía.
Marisella Largaespada, a quien le sobreviven tres hijas de 11, 13 y 24 años, recibió cristiana sepultura en su natal Nagarote, municipio del departamento de León, la tarde del domingo, adonde la acompañaron sus vecinos de los barrios Jorge Dimitrov y Largaespada, quienes la recuerdan como una mujer abnegada en el trabajo y el cuido de sus hijas menores.
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En vida, Marisella Largaespada trabajó en el bar de un centro educativo, después vendió tortillas con frito y chicharrón, además de lavar, planchar ropa ajena y últimamente como doméstica, para sacar adelante a sus dos menores hijas, recuerdan sus apesaradas amistades.