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En memoria de un caballero del derecho

El doctor Mauricio Herdocia Sacasa falleció a primera hora del jueves 21 de enero, víctima de un ataque al corazón como ha sido ampliamente informado.

Su fallecimiento ha causado gran consternación nacional e internacional, por su calidad de persona humana, su relevancia profesional dentro y fuera del país, y el prestigio que acumuló con su devota dedicación al derecho internacional público y la diplomacia, a la defensa de la soberanía nacional de Nicaragua y a la promoción integracionista de Centroamérica.

Entre sus diversas y prestigiosas afiliaciones profesionales, Mauricio Herdocia era miembro de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua y del Consejo Editorial de LA PRENSA. Lo recordamos con mucho pesar, pero también con cariño y admiración por sus grandes cualidades personales, y con agradecimiento por compartir sus profundos y amplios conocimientos académicos que lo hacía con sencillez, sin ninguna petulancia academicista.

Es que por encima de todo Mauricio Herdocia era un caballero, dicho esto en el sentido de una persona noble, bondadosa, tolerante, comprensiva, poseedora de un código de conducta gentil, atento y solidario.

El excanciller de Nicaragua Norman Caldera, en un emotivo artículo —más bien una elegía— que escribió inmediatamente después de la muerte de su gran amigo y compañero de lides diplomáticas patrióticas, y lo publicó en las páginas de opinión de LA PRENSA este viernes 22 de enero, lamentó el deceso de Mauricio Herdocia y detalló su trayectoria profesional, su notable ejecutoria al servicio del país y su rica obra escrita en la materia y el interés profesional que mejor dominaba.

Solo habría que agregar que Mauricio Herdocia era también un caballero del derecho, disciplina que entendía cabalmente como ciencia y práctica de lo justo, como instrumento para la organización de la sociedad y de las relaciones internacionales del modo más racional y correcto posible; el derecho como herramienta idónea para promover la equidad en las relaciones de las personas y las naciones, para la búsqueda y aplicación de la justicia en su mejor sentido de reconocer y proteger debidamente lo que a cada quien le corresponde.

Omnisciente como era, mas no en el sentido divino sino humano, de una persona que conocía, dominaba y explicaba magistralmente diversas materias de estudio y enseñanza, Mauricio Herdocia tenía también amplios y profundos conocimientos de la política y una admirable capacidad para interpretar la problemática nacional y atisbar sus soluciones.

Mauricio Herdocia no se involucraba en la política práctica y partidista, sus expresiones públicas fueron siempre relacionadas con el derecho, la diplomacia y la defensa de los intereses territoriales y marítimos de Nicaragua. Pero también era una persona de derecho político, un demócrata genuino que lamentaba la pérdida de la institucionalidad nacional, con la cualidad de que sus opiniones siempre fueron ecuánimes, cívicas, pacifistas, y creía en la necesidad de la gran unidad de la oposición para la recuperación de la república.

Que descanse en paz el amigo, el compañero, el maestro, el ciudadano ejemplar, el caballero del derecho Mauricio Herdocia Sacasa.

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