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"La mayoría de policías ejecutados eran los que habían metido la baja. La mayoría de policías que están muertos ellos mismos los ejecutaron", Julio Espinoza Gallego (izquierda) habló con DOMINGO.

“La mayoría de policías ejecutados eran los que habían metido la baja. La mayoría de policías que están muertos ellos mismos los ejecutaron”, Julio Espinoza Gallego (izquierda) habló con DOMINGO.

“Sí, reprimí y no me voy a lavar las manos”: Confesiones de un exantimotín

Relata la forma en que la Policía trabaja coordinada con fuerzas paramilitares, asegura que hubo ejecuciones en las filas policiales y que en cada manifestación que se produce en el país, siempre hay al menos tres policías vestidos de civil que se infiltran y pasan información de los manifestantes.

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Dice que una pedrada lo salvó. Se la pegó un manifestante en Masaya cuando comenzaba la rebelión de abril de 2018. El golpe en la cabeza y las consecuencias posteriores lo llevaron a un subsidio de tres meses que le sirvió para reflexionar sobre lo que estaba haciendo junto a sus compañeros de armas.

“Si no me dan esa pedrada y los meses de subsidio, yo estuviera equivocado ahí, reprimiendo”, dice Julio César Espinoza, que pidió su baja de la Policía, fue encarcelado por ello y ahora se encuentra en el exilio.

En esta entrevista relata la forma en que la Policía trabaja coordinada con fuerzas paramilitares, reconoce su participación en la represión y describe el momento en que las órdenes cambiaron.

Asegura que hubo ejecuciones en las filas policiales y en cada manifestación que se produce en el país, siempre hay al menos tres policías vestidos de civil que se infiltran y pasan información de los manifestantes.

¿Cómo recuerda cuando entró a la academia de la Policía?
Un momento donde se llena uno de emoción y se siente orgulloso de estar ahí. Por primera vez iba a recibir conocimientos que ni por cerca conocía. Yo entré en 2012. A pesar de todo tengo buenos recuerdos con los amigos, te enseñan a convivir con las personas.

¿Cómo fue su proceso hasta llegar a ser un antimotín?
Respecto a eso todo fue enfocado en las tácticas básicas de seguridad pública. El trato con los drogadictos, delincuentes y el maltrato hacia ellos. Uno se gradúa y llega a una estructura de la Policía y piden tantos agentes para brigada, para tránsito y comienzan a pedir. Yo salí para brigada, que son los antimotines. Ahí es muy diferente a la academia, es una fuerza de choque más que todo.

¿Qué le enseñaron sobre el trato a las manifestaciones?
El desplazamiento, cómo nos vamos a cubrir y cómo vamos a actuar haciendo el uso de la fuerza.

¿Les enseñan a usar armas de fuego contra manifestantes?
En el momento que yo pasé el curso con un cubano, no pasó eso y me gradué normal. Ya las cosas comenzaron a cambiar en 2014, cuando aparecen los campesinos con la derogación de la ley del canal. Comienzo a ver que una cosa es lo de la academia y otra cosa es estar en el punto y las órdenes ahí ya son otras.

¿Tuvo más instructores cubanos?
No, solo cuando comencé el curso. Él era estricto en el sentido que nos decía que fuéramos para adelante, que no fuéramos cochones y ofensas verbales. Siempre hubo maltrato verbal y nos decían que estaban formando soldados y no maricas.

Dice que con el Movimiento Campesino las órdenes comenzaron a cambiar, ¿qué les decían?
Recuerdo un 24 de diciembre en El Tule que se dieron unas manifestaciones y nos dieron orden de disparar. Pero, en ese tiempo, como era nuevo, yo no andaba armas, sino que andaba escudo. La orden era despejar la carretera a punta de lo que fuera, que era lacrimógeno y balas de goma. Ahí comienzan a reprimir.

¿En esa ocasión vio si alguno de los oficiales usó un arma de fuego?
Fue más que todo balas de goma. Salieron varios lesionados y hasta un señor perdió el ojo. Otro caso similar fue el ocurrido en una manifestación en Mina El Limón. Ahí hasta dijeron que los manifestantes mataron a un antimotin, pero la verdad de las cosas es que fue culpa de la Policía porque el muchacho no tenía conocimiento y no estaba apto. Ahí también se reprimió a la gente a punta de bala de goma.

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¿Hasta ese momento usted se sentía cómodo con el actuar policial?
Me gusta que me pregunte eso porque recuerdo que para entonces estaban los famosos Miércoles de Protesta, que nosotros le decíamos “miércoles frescos”. Ahí hubo varios episodios violentos y a nosotros nos tenían entrenados para pensar que los que andaban ahí eran patrocinados por Estados Unidos, que la revolución amarilla y así nos envenenaban. Nos tenían amaestrados; y si hubo un momento en que reprimí, no me voy a lavar las manos y decir que no, porque sí reprimí.

En esos Miércoles de Protesta una vez salió un pistolero vestido de civil.
Sí, era de ellos mismos. Nosotros tuvimos conocimiento de que pertenecía y fue facilitada el arma por la misma Policía Nacional para despejar a los manifestantes.

¿Era de su conocimiento la existencia de esta relación con parapolicías?
Cuando entré en 2012, ya se habían reprimido a los ancianos del Seguro Social en frente de la Policía. Comencé a identificar a la fuerza de choque y nos decían que esperáramos a que mandaran primero a la Juventud Sandinista (JS) para actuar y después vamos nosotros. En varias ocasiones la JS siempre actuaba delante de nosotros.

¿Quién dirigía estos grupos?
Hasta donde yo tenía entendido, el que los organiza era Fidel Moreno.

¿Alguna vez usted miró a Moreno dando órdenes a esta gente?
No, en ningún momento. Eso era lo que se sabía, pero en ningún momento miré a Fidel Moreno.

¿Quiénes los dirigen en el terreno a la hora de reprimir?
No tengo el conocimiento, pero sí hay como una organización y les avisan cuando hay un alboroto. Ellos caminan con radios y con una seguridad del Estado que le dicen “los Cachos”, que caminan de camiseta azul cuando Ortega va a dar un acto. Parece que son ellos los que organizan eso.

¿Hay retirados de la Policía dentro de estos grupos?
Lo que si sé es que las personas que participan ahí son retirados de la Policía con delitos, pero siguen operando siempre para la Policía. Son oficiales dados de baja.

Da la sensación de que la JS tenía mucho poder. ¿Tuvieron enfrentamientos?
Siempre ellos se creían más que la autoridad. Ellos en algunas ocasiones tiraron piedras y hasta hemos creado cordones para que la JS no se enfrentaran, por ejemplo, con los campesinos cuando vinieron a Managua. Yo le decía “mirá chavalo, ¿qué te pasa?”. Y me respondía: “yo soy de la JS”. Yo sí tuve varios roces con ellos y les decía que no me interesaba quiénes eran y que la autoridad éramos nosotros.

Usted fue parte de los antimotines que reprimieron a los estudiantes el 18 de abril de 2018 en Camino de Oriente.
El 18 que reventó en Camino de Oriente estuve yo. Llegué como refuerzo por la tarde porque eso comenzó temprano, desde las tres. A nosotros nos dan orden de que movamos a la gente hacia la rotonda Jean Paul Genie. Comenzamos a limpiar e hicimos un cordón rodeando la rotonda porque los muchachos autoconvocados querían pasarse adelante. Ahí estaba Gonzalo Carrión gritándonos que no reprimiéramos. En eso llegaron como siete buses de la JS armados de piedras, morteros, garrotes, tubos, encapuchados y zanganada. Nosotros tenemos cerrado el cordón y nos dan la orden de abrir para que entre la JS y comienzan a golpear.

Entonces la orden ese día fue dejar que la JS actuara.
Sí, la orden fue dejar que la JS limpiara y que nosotros nos mantuviéramos al margen. Luego de eso, cuando estamos en la unidad, nos mandan a formar y nos dicen que nadie sale de pase porque mañana íbamos para Masaya. Salimos 70 antimotines a las cuatro de la mañana el 19 de abril hacia Masaya.

¿Qué sucedió en Masaya?
Comenzaron los morterazos y los tiros hasta meternos a Monimbó, como a las dos de la tarde, a punta de bala de goma. Nosotros entramos al barrio alegres porque supuestamente estábamos ganando, pero cuál es el susto cuando nos vimos rodeados por los monimboseños. Piden refuerzos a Managua y me llevo al hospital a un muchacho que supuestamente le habían dado un balazo, en lo que voy saliendo en la patrulla sale un autoconvocado y me pegó la pedrada. Yo me había quitado el casco porque iba sofocado. En el hospital me dijeron que el muchacho no tenía ningún tiro y que mi pedrada no era grave. Luego me mandaron para Managua a traer municiones y me dejaron en la Upoli, que ya había reventado. Ese día siempre con balas de goma fue que cayó muerto el antimotín que se llama Hilton Manzanares. A las tres de la tarde del día siguiente yo le dije a mi jefe que no aguantaba y me dijo que era un maricón. Me mandó para el microbús, en lo que voy entrando me desmayé y me desperté tres días después en el hospital. Me mandaron tres meses de subsidio.

¿Ahí fue donde cambio de opinión respecto a la represión de la que era parte?
Correcto, en una semana bastó para ver la realidad de las cosas. Mi hermana me dijo que me saliera de la Policía, pero yo le dije que iba ir a buscar al maje que me había dado la pedrada para que pagara. Yo estaba envenenado. Al mes completo de mi subsidio la Policía me llamó porque estaban necesitando gente y les dije que no, que iba a seguir con mis tres meses de reposo viendo lo que estaban haciendo y me suspendieron el salario.

¿Cree que esa pedrada que recibió le salvó?
Completamente. Dos cosas, me hizo abrir los ojos y me salvó. Yo quizás me habría salido y hubiera pagado con muerte y sabemos que la Policía si uno está trabajando para ellos todo bien, pero si uno se sale comienza mal.

¿De no recibir esa pedrada que lo sacó de circulación, usted estaría todavía reprimiendo?
Yo le digo en un ciento por ciento que sí. Si no me dan esa pedrada y los meses de subsidio, yo estuviera equivocado ahí. Mi familia participó en los tranques y no me hubiera interesado eso. Ahí estuviera trabajando con la Policía. Lo que más me motivó fue la quema de los niños del Carlos Marx, luego lo del Día de las Madres y varios compañeros que la misma Policía ejecutó.

¿La Policía ejecutó a sus propios oficiales?
Hubo varios compañeros que me dijeron que metieron su baja y que tenían miedo. Incluso hubo uno que se llamaba Douglas Mendiola que era de mi curso y todo. Me dijo que estaba alegre porque yo por lo menos estaba en mi casa y que él quería hacer lo mismo. Me contó que había metido su carta para darse de baja, se la aceptaron y ese día lo mandaron al plantón de la UCA. Se fue en la noche y como a las dos de la mañana me estaban llamando que lo habían matado. El tiro salió de atrás y directamente fue en la cabeza. El orificio de salida fue delante en el ojo y la familia no dejó en ningún momento que le hicieran homenaje.

Es un señalamiento grave el que está haciendo, ¿sabe de otros casos?
La mayoría de policías ejecutados eran los que habían metido la baja. La mayoría de policías que están muertos ellos mismos los ejecutaron. Había un muchacho de Masaya que lo conocí y tenía una niña, se llamaba José Abraham Martínez y hubo otro que la mamá denunció su muerte.

¿Algún oficial le advirtió de lo que estaba pasando?
Muchos me dijeron que tuviera cuidado si iba a regresar. Me dijeron que se estaba poniendo feo. Hay una comisionada que se llama Luisa Fernanda que era del personal y cuadro de la Brigada Nacional y era la que vivía llamando constantemente que me presentara. Me dijo que después de que el gobierno me había dado de hartar, yo le pagaba de esa manera. Le dije que no iba a regresar hasta terminado el subsidio, entonces me dijo que me alistara a las consecuencias.

¿Fue común que policías vestidos de civil se infiltraran en las protestas?
Todo el tiempo se han infiltrado policías en las protestas. En los Miércoles de Protesta había personas que tiraban información y que incluso andaban carné que era de alguno de esos grupos. Siempre en toda manifestación se infiltran policías vestidos de civil. Yo miraba a los policías de nuestra propia brigada cómo actuaban contra nosotros, como si eran manifestantes, eso era para no levantar sospechas. Nos decían donde se iban a mover, donde se reunían y todo eso. El 18 de abril en la protesta se infiltraron policías y hasta los golpeó la Juventud Sandinista para hacer el papel de que eran manifestantes. Ellos mismos nos pasaron la información de que al día siguiente se iba a levantar Masaya.

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¿Cómo son elegidos estos policías infiltrados?
Ellos pasan un curso de inteligencia. Miran a los que son “chispa” (inteligentes), a mí varias veces me dijeron que si quería. Yo por eso jamás llevé ropa civil porque sabía a lo que me iba a meter. Lo descubren a uno como policía capaz lo matan. Este entrenamiento lo da un personal capacitado que te dice cómo te vas a desenvolver y actuar.

¿Cómo pasaban la información estos agentes?
Por mensaje de texto o directamente por llamada. Se infiltraban de tres a cuatro. Siempre el general que dirigía la brigada era el que recibía esa información y nos mandaba a movernos.

¿Cómo fue el día que lo capturaron?
Yo fui a Plaza El Sol para dejar el papel de mi subsidio y un oficial me dijo que eso no valía. Me reconoció y me dijo que si yo era el famoso antimotín que habían estado llamando. Me dijo que estaba de baja, pero me ofreció trabajar con ellos y que me iban a dar salario, vehículo, asignar armas y dar grados. Le dije que ya no quería trabajar y le entregué mi carta de baja. Me ordenó molesto que saliera de la oficina y al rato llegó una camioneta de Auxilio Judicial y dos hombres me metieron a un cuarto y me comenzaron a amenazar: o trabajaba con ellos o habría consecuencias. Me acusaron de que estuve en los tranques y que daba información de la Policía. Me dejaron salir y el 10 de agosto de 2018 llegaron a sacarme los paramilitares.

¿Quiénes conforman a esos paramilitares?
En eso no tengo la certeza. Para mí era la JS y la Policía. Esa tercera fuerza ya no sé, pero según escuché eran personas retiradas del Ejército y militantes sandinistas que participaron en la revolución y que supuestamente esos grupos los armó Edén Pastora.

¿Se arrepiente de haber entrado a la Policía?
De entrar a la Policía no me arrepiento. Hoy estoy en el exilio pagando esto por un gobierno que está equivocado. Pero estoy del lado correcto.

¿De participar en la represión no se arrepiente?
Yo no siento que reprimí porque la Policía comenzó a sacar armas el 20 de abril. Hay dos cosas de las que sí me arrepiento y fue cuando sí golpeamos a gente en manifestaciones. No maté, ni le di un balazo a nadie. Reprimí, pero no más allá de la fuerza.

¿Toda la Policía está manchada de sangre?
Hay gente que dice que no todos los policías son malos. Pero ahí siguen y luego dirán que tenían miedo y los amenazaban. A mí también y me procesaron y ahora estoy aquí. Toda la Policía está manchada de sangre.

¿Qué opina de Daniel Ortega?
Es un dictador que se tiene que ir cuanto antes. Es peor que Anastasio Somoza. Me avergüenzo de la Policía y yo he dicho que tiene que ser cambiada completamente. No solo los comisionados, tienen que ser todos cambiados y también el Ejército, que participó.

¿Se refiere a que el Ejército de Nicaragua fue parte de la represión?
Participaron de manera civil y prestaron armas. Porque las armas que hay en la Policía Nacional yo las conocía, pero no conocía los RPG, los Dragunov, PKM, y todas son armas que no las mantiene la Policía. Lo más que tiene la Policía son las nueve milímetros, escopetas y AK.

¿Volvería en un futuro a la Policía?
Sí, siempre lo he mantenido. Cambiando gobierno debe cambiar la Policía y voy a regresar a servir a mi pueblo, pero como se debe.

Plano personal

Julio César Espinoza Gallego es originario de la ciudad de Diriamba. Tiene 32 años.

Sus padres siempre se han dedicado al comercio.

De pequeño ayudaba a su familia en la venta de huevos en Carazo.

Estaba cursando el tercer año de secundaria en 2018 y cuenta que quiso volver a entrar a la escuela, pero dice que no aparece registrado en los archivos del Ministerio de Educación.

Entró con 22 años a las filas de la Policía.

Sobrevive en el exilio trabajando en la construcción, pero no es un trabajo constante.

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