Asombrada ante la actitud laxa, que deviene en disuasiva, que he observado de parte de Ramiro, Carlos y Roberto, a escasos meses de las elecciones, me permito recordarles que es momento de golpear la mesa al régimen y promover la unidad para enfrentar las elecciones. No es así no más que van a olvidarse del estallido en sangre de abril 2018, con sus asesinados, presos, desaparecidos y exiliados, provocado por la acumulación de demandas sociales, políticas y económicas, tanto urbanas como rurales, constantemente menospreciadas por la dictadura.
Pienso que también es momento de recordar que muchos empresarios fueron confiscados en los años ochenta, y que esto puede volver a suceder fácilmente con un Titular del Ejecutivo que no ha cumplido los acuerdos firmados en marzo de 2019, refrendados en octubre 2020 por la OEA. Estos solicitan la liberación de los presos políticos, la aprobación de las reformas electorales y la restitución de los derechos y libertades públicas, consignadas en la Constitución Política de la República.
Considero que Ramiro, Carlos y Roberto deben tomar conciencia de su peso específico, del valor real que lograron en la ecuación capital más Gobierno, más sindicatos blancos que inicialmente consideré conveniente para el desarrollo económico de Nicaragua mientras no se convirtió en una asociación perversa para la democracia, la institucionalidad pública y el Estado de Derecho que desaparecieron ante sus indolentes ojos beneficiados por la multimillonaria riqueza lograda bajo ese esquema.
La responsabilidad social empresarial que Ramiro, Carlos y Roberto proclaman orgullosamente no consiste solamente en dar un regalito de Navidad a sus empleados, sino que en acompañar a sus compatriotas en esta lucha que es de todos porque el pueblo en general se juega la vida y ellos sus nerviosos millones de dólares, que dicho sea de paso, provienen también de nuestros bolsillos, es nuestro dinero que depositamos en sus bancos, que ellos jinetean y usan para sus diversas transacciones. Somos socios. Pero seamos socios de verdad, no solamente en el uso que ustedes hacen de nuestro dinero, sino que ante los problemas que enfrentamos nacionalmente.
Según datos investigados por el Movimiento Somos Picos Rojos, fácilmente podemos ver cómo siendo Nicaragua el país más pobre de la región, ustedes tienen la mayor rentabilidad bancaria, 28 % (en relación al patrimonio), mientras Panamá y Costa Rica, mucho más ricos, tienen márgenes de 14 % y 10 % respectivamente. De la misma manera, las altas tasas de interés del crédito (17 % dólar, 50 % córdoba y 60 % tarjetas de crédito), desincentivan la producción nacional al tiempo que contrastan drásticamente con las bajísimas tasas de interés a los ahorrantes cuyo promedio no supera el 3.3 %.
Ramiro, Carlos y Roberto tienen la capacidad para presionar nacional e internacionalmente y conseguir las condiciones que necesitamos para las elecciones, con una verdadera Unidad Nacional que en bloque venza este año.
Pero no se aparten. No intenten realizar su cuento por su cuenta. Solos. Esta es la vida nuestra, la vida de sus connacionales, y aunque no lo crean, la vida de ustedes y de sus empresas. Es la vida de una Nicaragua que une sus vigores dispersos.
No teman unirse con la oposición proveniente de la Coalición Nacional, de los grupos de exiliados organizados y demás opositores que como compatriotas juntos sacaremos a Nicaragua de ser una de las naciones más pobres del mundo a otra que avanzará con una población que será educada para asumir todos los nuevos retos de ser un país libre y pujante a partir de noviembre de 2021. ¡Ya es tiempo!
La autora es periodista