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Los precandidatos y el plan de gobierno

La Alianza Ciudadana que está integrada por la Alianza Cívica, el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) y el Partido Movimiento de Unidad Costeña (Pamuc), ha abierto el período para la inscripción de precandidaturas presidenciales en esta plataforma política, que cuenta con la casilla electoral de CxL.

En algunos medios de comunicación y sectores políticos se ha entendido que, con esta decisión, la Alianza Ciudadana está demostrando que definitivamente no quiere llegar a un acuerdo de unión electoral con la Coalición Nacional, que es la otra plataforma de convergencia opositora que podría participar en las elecciones de noviembre. Esto en el caso de que el régimen de Daniel Ortega hiciera una reforma electoral decente y que se habiliten las condiciones para una contienda política normal y elecciones creíbles y legítimas.

Sin embargo, no se puede dar como un hecho que no habrá acuerdo entre la Coalición y la Alianza, mientras esto no sea declarado oficialmente. Alrededor de este y otros temas políticos candentes hay mucha especulación, pero entre tanto no haya una posición oficial no es válido decir que está cerrada la posibilidad de la unión electoral, ni se puede asegurar que cada plataforma iría por su lado si es que decidieran participar en las elecciones.

Por otra parte, la Alianza Ciudadana ha establecido en su normativa para la inscripción de precandidaturas presidenciales en su plataforma, que quienes se inscriban tienen que suscribir su Programa de Gobierno. Esto tampoco lo entendemos como una declaración de que no habrá acuerdo con la Coalición.

Del Programa de Gobierno de la Alianza Ciudadana, que es casi desconocido porque lo acaban de poner en su sitio web, lo que debemos decir ante todo es que se trata de un documento muy bueno y completo, nítidamente democrático. Pero es demasiado extenso y detallista. Tiene más de diez mil doscientas palabras y pretende ser de largo alcance. Pareciera ser el plan de gobierno de un partido, y no el de una alianza plural, cuyo mandato y tarea sería desmontar la dictadura y crear las condiciones para que Nicaragua retorne a la democracia. Construir la nueva sociedad democrática tendría que ser tarea de los siguientes gobiernos, después del transicional.

Hace casi siglo y medio, un eminente teórico y estratega político alemán indicó que “cada paso de movimiento real vale más que una docena de programas”. Quería decir que no hay que inventar grandes planes de reestructuración de la sociedad futura que muchas veces ni siquiera se tiene la posibilidad de cumplir, pues así, en vez de facilitar el camino al poder más bien se le complica. Y en el caso actual de Nicaragua, lo que se necesita es un programa mínimo y realista, que sirva para movilizar a la gente y su ejecución sea factible por un gobierno plural que no debe durar más de un período constitucional.

Ahora bien, simplificar un programa no es quitarle importancia, no le reduce calidad democrática ni deja de responder a las aspiraciones de pueblo. En cambio, facilita su difusión, estudio y comprensión, y sobre todo deja abierta la posibilidad de que sea fusionado con el de la otra plataforma opositora, partiendo de que la unidad de la Alianza con la Coalición no está descartada, se podría lograr hasta en el último momento que sea posible.

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