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La democracia para algo sirve

Vaya, Kitty sigue en lo mismo, excluyendo. No es que Ciudadanos por la Libertad (CxL) irá a las elecciones con el candidato aprobado por la pareja dictatorial. No, dice ella, porque su alianza tendrá un contendiente a la altura para lograr el voto masivo contra la dictadura, la que paradójicamente tiene en prisión a los precandidatos que cuentan.

De reírse todo esto si no fuera un profundo drama, y siento un gran desprecio por los enviados de la pareja que mienten como sus mandantes para confundir a los suyos y mantenerlos leales. No importa reprimir y dividir a la sociedad. El poder bien vale eso y más.

Tiempos vendrán para saldar cuentas, no de venganzas espero, aunque me daría igual después de las barbaridades que provienen del régimen. Prefiero el desprecio –que no corta pero atraviesa como dijo alguien– y la justicia terrenal.

Las leyes más antiguas de la humanidad se basaban en el ojo por ojo y diente por diente, y fueron diseñadas para preservar la estabilidad social. Y así fue, hasta que un reinante iluminado decidió que era mejor un tributario vivo que uno muerto. Hoy a esa materia se la llama derecho fiscal. La pena por tanto ya no fue la muerte, sino que el pago de una compensación a las víctimas, y un tiempo en prisión.

Kitty dice no a cualquier asociación con lo que ella llama izquierda, sin percatarse que ese fenómeno ideológico ya no existe en Nicaragua más que de nombre. Los tales Unamos (antes MRS) desde hace tiempo adoptaron principios social democráticos a la europea, aunque esa corriente de pensamiento entró en crisis hace décadas y ya no logra conformar gobiernos como durante la Guerra Fría.

La explicación de este fenómeno es muy sencilla. Con el colapso de la URSS y del bloque socialista, los países democráticos europeos ya no requerían asumir déficits fiscales exuberantes para financiar el gasto público para contrarrestar a los partidos comunistas. Pero bien, en Nicaragua llegamos tarde a todo y Unamos hoy es el equivalente del Partido Demócrata de los Estados Unidos (EE.UU.), ejemplo al parecer, de lo que Kitty y los suyos llaman izquierda.

Los partidos socialistas actuales conservan el nombre por razones históricas, y son anteriores a los partidos comunistas, pero son socialdemócratas. Los partidos comunistas que quedan con ese nombre son de políticos nostálgicos que no tienen convocatoria ni allá donde se originaron. Veremos qué sucede en el Perú con el partido Perú Libre de Pedro Castillo, quien se define como socialista demócrata.

Nada fácil de administrar por cierto, la democracia, en particular porque algunos países europeos están pagando los pecados de la colonización (con la inmigración masiva de extracomunitarios). Algo así como la expulsión de los nuestros hacia Costa Rica y a los EE. UU., por culpa del golpe de Estado fallido del imperialismo según Daniel y Rosario, esa gran mentira. La pareja no tiene creatividad para esos menesteres, son repetitivos por tener la mente anquilosada, anclada en el pasado.

Sumar es restar dice Kitty porque los ciudadanos de aquí son de derecha y no quieren saber de izquierda alguna, aún estando en prisión o en el exilio toda la dirigencia del antiguo MRS. Unamos ahora es de jóvenes que piensan en el futuro, aun así Kitty sigue anclada en el pasado, como Daniel y Rosario.

Los términos derecha e izquierda son solo una reminiscencia para que quien los usa no tengan que explicarlos. Y curioso, Kitty no habla de centro. Está pues por verse quién será el candidato de la alianza CxL frente a los otros partidos zancudos, aunque CxL ya actúa como tal. ¿Quién será el candidato de gran credibilidad de CxL que atraiga el voto masivo contra la dictadura? Algunos ciertamente quedarían de diputados por virtud del Consejo Supremo Electoral de Daniel y Rosario, y eso es zancudismo.

No hay más alternativa que ir al voto, dice Kitty, pero sí la hay, no ir para no hacer el ridículo de gritar fraude después, porque primará la abstención, y la Rusia de Putin ha regresado con fuerza a apoyar a la dictadura aliada.

Curiosamente Daniel en su ignorancia le llama imperialista yanqui a William Walker, lo que es un insulto para los Estados del Sur de donde procedía. Esos Estados lucharon contra los del Norte en una guerra civil en extremo cruenta. Fue la primera y última guerra civil en los EE. UU. en más de 150 años. La democracia para algo sirve, aún si imperfecta.

El autor es Doctor en Derecho

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