A tres años que inició un nuevo flujo migratorio a gran escala de nicaragüenses hacia Costa Rica, en su desesperación por ponerse a salvo de la represión orteguista en 2018, las solicitudes de refugio en ese país siguen tramitándose y aumentaron en los últimos dos meses de lo que va este año, según información de la Dirección General de Migración y Extranjería de Costa Rica (DGME), publicada por el medio Nicaragua Actual.
De acuerdo con la información, Allan Rodríguez, coordinador del área de Refugio de la DGME, reveló que el incremento es de mil citas en comparación con las cifras del último mes, por ello expuso: “Seguimos haciendo esfuerzos para agilizar estos trámites, por eso estamos hasta haciendo dobles turnos”. Rodríguez mostró su preocupación por la situación actual de Nicaragua, que en el último mes se agudizó, y que se refleja en el territorio costarricense en el aumento de las solicitudes.
Similar a los países vecinos del norte, Nicaragua ha sido un país de constantes desplazamientos, en su mayoría empujado por la pobreza y la violencia. A partir de 2018 volvió a tener un alarmante éxodo luego que el orteguismo desató una política represiva y violenta en contra de la población que denunció o protestó contra sus arbitrariedades, lo que provocó la muerte de al menos 328 personas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Al ser Costa Rica un país de fronteras abiertas para quienes huyen de la violencia, en 2018 recibió unas 23,000 solicitudes de refugio por parte de nicaragüenses, al siguiente año aumentó a 31,000 y ya en el contexto de la pandemia del Covid-19, entre 2020 y mayo 2021, se redujo a 16,000 solicitudes por las mismas restricciones sanitarias impuestas a nivel internacional. Pero en los últimos dos meses —que coinciden con una nueva ola represiva, de acoso y criminalización de ciudadanos opositores y líderes políticos— el ritmo de solicitudes se ha acelerado.
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Cuando una persona aplica al refugio, recibe un carnet de solicitante y meses después es llamada a la cita para valorar si se le otorga el estatus. La espera se prolonga durante varios meses por la saturación de solicitudes, pero ante el incremento se han adelantado las citas. El problema, según Rodríguez, es que una parte no se está presentando.
“Hay personas que nunca se presentan, no actualizan sus datos, esto nos retrasa los procesos, nos preocupa pues se invierten recursos y esto hace que se nos dificulte agilizar procesos”, confesó Rodríguez.
Perfil de los refugiados
En la sociedad costarricense ha predominado el pensamiento de que los nicaragüenses que migran son personas del campo y con pocos o sin estudios básicos, que se movilizan para ocupar puestos de trabajo en el sector agro donde su mano de obra es de alta demanda; sin embargo, con el oleaje de 2018 ese perfil del migrante fue cambiando: ahora predominan los jóvenes y cientos gozan de un título universitario o cursaban el pregrado, siendo su principal razón para migrar el estar a salvo de la violencia gubernamental y no por un tema económico aunque allá deban aplicar a trabajos para los que están sobrecalificados.
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Miles de ellos han sufrido por la falta de techo, comida y acceso a salud porque las organizaciones que apoyan a los refugiados son insuficientes ante la alta demanda. En varias visitas realizadas por equipos periodísticos de LA PRENSA se ha constatado la grave situación de estos nuevos grupos de migrantes que han llegado desde 2018. Pero las opciones son dos: aguantar en el exilio o volver al país y soportar el hostigamiento o encarcelamiento por parte del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.