El gobierno orteguista está impulsando negociaciones para comprar a Irán una vacuna llamada Coviran Barekat, un antídoto que hasta hoy no ha sido aprobado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que solo se ha aplicado en Irán. Sin embargo, el régimen de Daniel Ortega asegura que comprará un lote de ese fármaco “a un precio muy favorable”.
Para ello, el Gobierno de Nicaragua, a través de Carlos Sáenz, secretario general del Ministerio de Salud (Minsa), sostuvo una reunión con el equipo científico del Grupo Farmacéutico Barkat, conformado por 18 compañías farmacéuticas iraníes, entre ellas Shafa Pharmed Co. (Shifa), que desarrolló el antídoto, según informaron medios oficialistas.
Hasta ahora solo se conoce que la vacuna está siendo utilizada en Irán, gracias a una autorización de emergencia en ese polémico país, que también está en proceso de desarrollar otras dos vacunas contra el Covid-19. El 25 de junio el líder supremo iraní, Alí Jameneí, se colocó la primera dosis, aduciendo que “debemos honrar este orgullo nacional”, en referencia a la vacuna, que comenzó su fase tres de ensayo en abril pasado con 20,000 voluntarios.
Los investigadores de esta vacuna aseguran que tiene escasos y leves efectos secundarios y que funciona frente a las distintas variantes del nuevo coronavirus, aunque no han revelado su porcentaje de eficacia, señaló en un artículo el medio suizo Swissinfo.ch en su sitio web.
En Nicaragua fuentes médicas, que pidieron el anonimato por la persecución que el régimen de Ortega mantiene contra el sector, se mostraron escépticas sobre el uso de este fármaco, el cual comparado con otras vacunas que tienen reconocimiento internacional, no cuenta ni siquiera con el aval de la Organización Mundial de la Salud.
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Antes que utilizar una vacuna de la que se desconocen sus efectos adversos, “lo que el Gobierno debería hacer es un traslape entre vacunas. Es decir, que si en la primera dosis utilizaron la Sputnik V, en la segunda se puede usar la Moderna, Pfizer o AstraZeneca para completar la segunda dosis”, señaló la fuente médica.
Y si bien informes proporcionados por la farmacéutica iraní señalan que las reacciones adversas del fármaco son parecidas a las de las otras vacunas (dolor en el sitio de la aplicación, a veces fatiga, dolores musculares, decaimiento y fiebre, que generalmente son pasajeras), el galeno señala que el problema es “que no hay estudios en grandes poblaciones para saber si las reacciones adversas contrarrestarían su utilización”.
Sin embargo, durante un encuentro entre la delegación del régimen de Daniel Ortega y las autoridades médicas de la farmacéutica iraní en Teherán, estas aseguraron que durante el proceso de desarrollo de la vacuna utilizaron los procedimientos requeridos por la Organización Mundial de la Salud. Indicaron que “ya se publicaron la fase preclínica en animales y las fases I y II en humanos; también, ya se concluyó la Fase III en humanos con la participación voluntaria de 20,000 personas y en un mes se estará publicando para iniciar el proceso de certificación por parte de OMS, actualmente solo cuenta con el registro de Irán”, informó el medio de propaganda del orteguismo El 19 Digital.
A criterio de especialistas de la salud en Nicaragua, “los reportes que se han publicado (sobre la vacuna) apenas abarcan a unas 20 mil personas inoculadas. Muy pocas. Según los resultados de esa primeras aplicaciones, aparentemente, es menor el riesgo con relación a sus beneficios y se considera que puede tener bastante efectividad”. Recordaron que esta vacuna fue aprobada de urgencia en Irán en junio debido a las dificultades en la obtención de Sputnik V y Sinopharm, que no pudieron satisfacer en su totalidad la demanda en los países que las están utilizando.
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De hecho, en Nicaragua, ya han pasado más de 90 días desde la aplicación de la primera dosis de la Sputnik V, que es el tiempo recomendado por la OMS antes de la segunda aplicación.
“El mayor problema que yo veo con la Coviran es que en Nicaragua no se vigilan los efectos que producen las vacunas. Y las personas que presenten una reacción adversa no le van a adjudicar esa reacción a la vacuna, porque no hay forma de darle seguimiento, al menos en Nicaragua. Lo que sí se va a hacer es ocultar los resultados negativos y se van a potenciar aquellos que sean buenos. El secretismo es lo que va a dominar”, concluyó.
¿Conejillos de indias?
El doctor Álvaro Ramírez, exiliado debido a las constantes amenazas y asedio del gobierno orteguista, dijo que hay muy poca información disponible sobre la Coviran.
“Al no estar aprobada por la OMS, no se conocen los efectos secundarios. Eso nos coloca a los nicaragüenses como conejillos de indias, al igual que ocurrió cuando se puso la primera dosis de la Sputnik V. Los nicaragüenses fuimos parte de un estudio piloto ruso, para observar el efecto de esta vacuna en los pacientes con enfermedad renal crónica. Se abusa del desconocimiento de la población acerca de estas vacunas, solo esperemos que no produzca demasiados efectos secundarios”, declaró Ramírez.
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De hecho, Akbar Borandegi, presidente del Grupo Farmacéutico Barkat, reconoció que dentro de dos a tres meses se comenzará a masificar el uso de esta vacuna en Irán y después se tendrá la oportunidad de exportarla a otros países, según citó El 19 Digital.
Los medios de propaganda del orteguismo dijeron que con la primera dosis de esta vacuna se alcanza una eficacia de 50 por ciento y a los 14 días de la segunda dosis incrementa la eficacia hasta el 90 por ciento.
El Gobierno de Nicaragua se comprometió con los iraníes a enviar pronto la solicitud de compra de esta vacuna, para lo cual se pidió que la farmacéutica envíe el certificado de buena práctica de manufactura, certificado de registro del país de origen, estudios de los ensayos preclínicos y estudios de ensayos clínicos.
Esto es lo que se sabe de la vacuna Coviran Barekat:
- Es una vacuna basada en un virus inactivo.
- Se almacena a temperatura entre 2 ºC y 8 ºC.
- Puede almacenarse durante 6 meses.
- Puede ser aplicada desde los 18 años de edad en adelante.
- La segunda dosis se aplica a los 28 días.
- Efectos adversos leves que desaparecen en dos días.