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La Orgnización Mundial de la Salud (OMS) a inicios de la pandemia el año pasado estableció un protocolo y recomendaciones sobre cómo manejar los cuerpos de estas personas y los riesgos a los que se exponían las personas que entraran en contacto con estos fallecidos. LA PRENSA/ ARCHIVO

¿Gobierno relaja los velorios de fallecidos por Covid-19 o neumonía? Lo que deben saber los deudos

LA PRENSA te explica las medidas que debés mantener durante un funeral para evitar contagios entre los asistentes y familiares. Estos son los riesgos

Aunque en un principio el régimen de Daniel Ortega estableció un protocolo sobre cómo debía ser el procedimiento para el entierro de personas que fallecieran de Covid-19 en Nicaragua, que implicaba el sepelio inmediato, las medidas parecen haberse relajado, lo que ha permitido que algunas familias organicen los funerales de manera tradicional.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) a inicios de la pandemia el año pasado estableció un protocolo y recomendaciones sobre cómo manejar los cuerpos de estas personas y los riesgos a los que se exponían quienes entraran en contacto con estos fallecidos, que ahora LA PRENSA comparte para que la población esté prevenida.

Un caso reciente ocurrió en un barrio del Distrito Cinco de Managua, donde familiares del ciudadano de iniciales M.J.S. cuentan que el hombre de 65 años perdió la batalla hace apenas una semana, los médicos siempre trataron su problema como neumonía atípica, por eso cuando el hombre falleció no les dieron recomendaciones especiales para el funeral.

“En 16 días lo perdimos, empezó a presentar los síntomas del Covid-19, fue al Hospital Militar y lo regresaron a casa, 12 días después lo llevamos de emergencia porque nos decía que se sentía fatigado y le costaba respirar”, narró un pariente que pidió anonimato.

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Los médicos les comunicaron que debía quedarse internado por baja saturación, “después lo trasladaron a Sermesa de Bolonia, ahí recibimos información cada 24 horas, no podíamos verlo, de repente nos llamaron de la clínica y nos informaron la lamentable tragedia”, contó.

El familiar mencionó que llevaron el ataúd al hospital y en el área de la morgue le hicieron la entrega, fue trasladado hacia su vivienda, donde fue velado, y enterrado al siguiente día, a las 10:00 de la mañana.

“Nunca nos dieron los resultados de la prueba de Covid, tampoco nos dieron alguna sugerencia para enterrarlo, nosotros decidimos velarlo, porque realmente se lo merecía”, justificó el familiar.

Reconoce que no fue una vela común. “Llegaron muy pocos vecinos, sin embargo nos dimos el gusto de despedir a nuestro pariente, gran parte de la familia se reunió, esperamos que eso no traiga consecuencias, confiamos en Dios”, relató a LA PRENSA.

La explicación médica a tomar en cuenta

El epidemiólogo Álvaro Ramírez lamentó la situación que está pasando en el país, porque pese a todo aún no se obedecen las recomendaciones sanitarias internacionales.

“Los muertos de Covid deben ser enterrados de inmediato porque el peligro de estas velas no es realmente el muerto, porque la persona está encerrada en su caja, no respira, y no transmite el virus, el peligro es por la familia, que puede estar contagiada, y esto es un riesgo para los participantes de ese velorio y expanden la pandemia”, explica el experto.

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Ramírez indicó que aunque hay un sentimiento de dolor y sufrimiento en la familia, la responsabilidad social es primordial. “Si hay un miembro de la familia que murió por el virus, el hecho de hacer la reunión aumenta el riesgo de transmisión y propagación, además, que a ese tipo de tradición nicaragüense se le suma que muchos ingieren licor, todo mundo se abraza, llora, se besan, se pasan respiraciones uno al otro, pues es el lugar más apropiado para que se dé la transmisión comunitaria”, explicó Ramírez.

El especialista exteriorizó que ante estos hechos, el país se encuentra en una inminente tragedia.
“El riesgo ya se había advertido, yo particularmente desde el año pasado lo vengo diciendo, al inicio de la pandemia había más temor, había participación de las organizaciones médicas nicaragüenses, muchos hicieron autocuarentena, el virus no estaba tan propagado, pero ahora es un descontrol”, enfatizó.

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Managua es el departamento que presenta más casos sospechosos de Covid-19 y más muertes sospechosas por la pandemia, según el Observatorio Ciudadano. LA PRENSA/ARCHIVO

El Observatorio Ciudadano reportó este fin de semana que al menos 98 personas perdieron la vida por Covid 19, entre en 12 y 18 de agosto, unos 628 se habrían contagiado. Desde que se conoció la pandemia en marzo del año pasado, el número de casos rebasó los 21 mil y los fallecidos se acercan a los 4 mil.

Solo este año, 9,297 personas se habrían infectado, 77.52 por ciento más que al cierre del 2020 y otros 1,038 perdieron la vida ya sea por sospecha de Covid-19 o neumonía atípica, como el régimen de Ortega ha tratado la enfermedad pandémica para intentar ocultar el impacto de la crisis sanitaria en la población desde el año pasado.

La exposición de las personas que participan en velatorios donde hay fallecidos por Covid-19 o que fueron tratados como neunomía atípica, es mayor dado el lento proceso de vacunación de la población. Pero además estar vacunado no garantiza que la persona no pueda contagiarse y sufrir un grave efecto del virus.

Ramírez recordó que aún en países donde esta jornada va avanzada, un 20 por ciento de los pacientes que son hospitalizados ya estaban vacunados, por lo que ponerse la vacuna no significa que se va a bajar la guardia.

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La OMS sigue insistiendo en el uso de mascarillas y el distanciamiento social como medidas de prevención. LA PRENSA/ARCHIVO

El epidemiólogo subraya que la base de prevenir la pandemia es la educación comunitaria del uso de las medidas internacionalmente aceptadas, que son: mascarilla, distanciamiento social, lavado de manos y evitar las aglomeraciones.

“De manera de que con el dolor que está provocando la muerte de un familiar, se va a aumentar en la tragedia familiar, porque será mayor el número de muertos que se van a ver”, alertó.

El médico resaltó la importancia de hacer saber a los familiares de que a través de los llantos, los besos, los abrazos y la expresión de solidaridad durante el funeral, se está propagando la pandemia.

“Hay que recordar que los que tienden a complicarse son las personas mayores y con enfermedades crónicas, y con la mala calidad de servicios de salud que tenemos en Nicaragua es una prescripción perfecta para que la mortalidad sea muy alta”, advirtió.

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En un principio el Gobierno estableció que los ataúdes debían ser entregados sellados, en bolsas plásticas negras y además el personal de salud debía informar a los familiares sobre las prácticas que estaban prohibidas y sobre la exposición de estos u otras personas.

Al ser consultado sobre los riesgos de relajar las medidas durante funerales, el epidemiólogo Leonel Argüello explicó que generalmente una persona fallecida emite secreciones. “Si yo respiro cerca del cuerpo no pasa nada, pero si lo toco y luego me toco la boca el peligro es ese. El problema en una vela es que no todo el mundo usa tapabocas y todo el mundo se besa y abraza. Si el cuerpo va dentro de una bolsa no pasa nada. El problema sería que no se tomen las medidas de distanciamiento y cubrebocas”.

Protocolo de funerarias

Trabajadores de funerarias desinfectan todo al momento de hacer el traslado de un fallecido. LA PRENSA/ ARCHIVO

Las que no bajan la guardia son las funerarias. LA PRENSA llamó a algunas de estas en Managua para conocer cómo estaban funcionando cuando se trataba de una muerte por Covid, y refirieron que la prioridad de ellos es resguardar al personal.

“Tienen sus trajes con todo lo necesario para estar seguros, sus bombas para desinfectarse, también lo hacen con la caja y el carro, somos cuidadosos, al cliente le pedimos transparencia, más cuando quieren que seamos nosotros que hagamos todo el procedimiento y hasta el momento no nos hemos enterado de ninguna irregularidad, muertes por Covid, entierro rápido”, dijo Leyla Duarte, encargada de una funeraria en Managua.

Duarte agregó que otras personas solo compran la caja sellada y son ellas quienes se encargan del traslado y el entierro.

“Antes el Minsa (Ministerio de Salud) tenía más control sobre las muertes por Covid, ahora el familiar decide qué hacer con su muerto y no piensan en los riesgos, nosotros nos desligamos de esa irresponsabilidad”, admitió.

Una fuente del Hospital Militar manifestó que siempre que alguien muere por Covid, se le pide al familiar que lleve su caja para entregarlo sellado. “Las funerarias ya manejan el protocolo, ya si la gente los saca por su cuenta, sin solicitar el servicio fúnebre y luego los velan, es responsabilidad de ellos, no se debería hacer, es un riesgo, sobre todo por la aglomeración”, se limitó a decir la persona que por temor a represalia pidió anonimato.

Lo que dice la OMS

Pero ¿qué dice la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el manejo de estas personas fallecidas por Covid-19?

Debe saber que desde un principio la OMS no censuró la realización de funerales de personas fallecidas por Covid-19, como sí se prohíbe para los que mueren por fiebres hemorrágicas, como el ébola la fiebre hemorrágica de Marburgo.

En el caso de los fallecidos por Covid, dice que “si la familia desea solamente ver el cuerpo, sin tocarlo, puede hacerlo siempre que tome en todo momento las precauciones normalizadas, en particular la higiene de las manos. Hay que dar instrucciones claras a la familia de no tocar o besar el cadáver”, dijo a la BBC Mundo el organismo en una consulta en abril del año pasado.

Se debe seguir practicando el distanciamiento físico entre personas, el lavado de manos constante al estar en un funeral. No se recomienda que mayores de 60 años ni personas inmunodeprimidas interactúen directamente con el cadáver, precisó el medio de comunicación británico.

 

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