Después del 3 de septiembre el mundo de Jonathan Loáisiga se paralizó. La vieja lesión en el manguito rotador del hombro derecho apareció nuevamente. A partir de esa fecha ha visto desde largo cómo los Yanquis se han hundido y ahora tratan de salir de ese pozo de las angustias. Faltando 10 partidos para que finalice la temporada regular, los del Bronx se encuentran a dos juegos del primer lugar del Comodín (Boston) y a medio juego del segundo boleto (Toronto). Las opciones de avanzar están vivas y Loáisiga trata de estar lo más pronto posible para ser el “apagafuegos” del equipo.
Lo último que se conoció del nicaragüense fue que realizó una sesión de lanzamientos a 120 pies de distancia. La idea era valorar cómo reaccionaba su brazo en terreno plano. “Lo vi muy animado. No he hablado con los entrenadores después, pero vi la mayor parte de su juego de atrapada y pensé que se veía realmente bien, lanzando libre y muy relajado”, dijo el martes el mánager de los Yankees, Aaron Boone. “Sé que estos días le han ido bien, ya que ha hecho lanzamientos y esas cosas, así que espero que sea otro paso adelante para recuperarlo a fin de temporada”.
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Según Boone, los entrenadores tendrán un papel importante a la hora de decidir. “Debido a que no estuvo fuera por mucho tiempo, probablemente en teoría no debería necesitar demasiado para que regrese”, agregó el mánager.
Jonathan Loáisiga está teniendo su mejor temporada desde que subió a Las Mayores en 2018. Actualmente posee 9-4 en ganados y perdidos con 2.25 de efectividad, participando en 54 juegos. Loáisiga se marchó a la lista de inhabilitados siendo el mejor relevista de las Grandes Ligas según el WAR. La ausencia de Loáisiga ha sido evidente con la caída de Chad Green, la inconsistencia de Albert Abreu, Clay Holmes y Andrew Heaney.