El Premio Nobel de la Paz 2021 otorgado a los periodistas Maria Ressa, de Filipinas, y Dimitri Muratov, de la Federación Rusa, es un homenaje a todos los hombres y mujeres de prensa que practican y defienden la libertad de información y expresión.
Este año estaban nominados para el Nobel de la Paz, además de los periodistas Ressa y Muratov, la ambientalista sueca Greta Thunberg por su activismo destacado contra el cambio climático; el líder opositor ruso Alekséi Navalni, por su sacrificada lucha democrática en la Rusia autocrática; la Organización Mundial de la Salud (OMS), por su función protagónica en el enfrentamiento de la pandemia de covid-19; el Fondo de Acceso Global para Vacunas covid-19 (Covax), por su propuesta y esfuerzos para llevarlas a los países más pobres; y el expresidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald Trump, por su contribución al acuerdo de paz entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos.
El comité del Premio Nobel informa que decidió otorgarlo a los periodistas Maria Ressa y Dimitri Muratov “por su valiente lucha en la defensa de la libertad de expresión en Filipinas y Rusia… Ellos son —se dice en el comunicado del comité— representantes de todos los periodistas que defienden este ideal en un mundo en el que la democracia y la libertad de prensa enfrentan condiciones cada vez más adversas”.
Maria Ressa es una veterana periodista de Filipinas que ha sido encarcelada y enjuiciada varias veces, porque su portal de noticias Rappler es un fuerte crítico del presidente autoritario Rodrigo Buterse debido a sus abusos de poder y violaciones masivas y sangrientas de los derechos humanos.
Acerca de Dimitri Murátov, editor en jefe de Novaya Gazeta, que es el principal periódico independiente de Rusia, el comité del Premio Nobel recordó que desde la fundación de este medio, en 1993, seis de sus periodistas han sido asesinados por sus investigaciones e informaciones sobre violaciones a los derechos humanos, corrupción y abuso de poder.
Cabe recordar que el expresidente soviético Mijaíl Gorbachov, propiciador del desmantelamiento del comunismo y la desaparición de la URSS, ayudó a fundar Novaya Gazeta y donó una buena parte del dinero recibido por el Premio Nobel de la Paz que le fue otorgado en 1990 para comprar los equipos y pagar los sueldos de los periodistas. Ahora Muratov ha declarado que una parte del dinero que recibirá por el premio la donará al fondo de caridad Krug Dobra (El círculo de la bondad) que ayuda a niños que sufren enfermedades raras.
La adjudicación del Premio Nobel de la Paz a Maria Ressa y Dimitri Muratov es un hecho histórico. Nunca antes este premio había sido concedido a periodistas ni a medios de comunicación. Esto ha ocurrido porque los ataques contra la libertad de prensa y expresión han aumentado y se han hecho más perversos, y por tanto su ejercicio y defensa es ahora más relevante.
Nicaragua es una muestra de esa cruda realidad. De manera que debemos sentirnos parte de este gran premio que, como ha dicho el Comité Noruego que lo otorga, es para todos los periodistas del mundo que en condiciones muy difíciles, hostiles y peligrosas, practican y defienden valerosamente la libertad de expresión y de prensa.
